Todos esperamos la llegada del verano con ganas. Las terrazas, el sol, el buen clima, vacaciones en el trabajo… y, aunque quizás este año la temporada estival sea un poco diferente a lo que estamos acostumbrados, lo que no cambian son los efectos de las altas temperaturas en el funcionamiento de nuestro coche.
Y una de las partes que más sufren con el calor son los neumáticos. Además, las ruedas son el elemento del vehículo que está siempre al contacto con el asfalto, por lo que la importancia de su buen estado y mantenimiento es primordial para la seguridad del conductor y los pasajeros.
Tres son los grandes efectos que puede provocar el calor sobre nuestros neumáticos:
En porcentajes, la vida útil del neumático se puede ver reducida hasta en 15%, aunque también influye la calidad de la goma y del material, y todos estos efectos pueden provocar que el gasto de combustible se dispare en un 7% más de lo habitual.
Es muy importante comprobar que los neumáticos se encuentren en perfecto estado antes de iniciar cualquier tipo de viaje como primer paso. Pero, sobre todo, es imprescindible revisar que la presión es la adecuada y para ello hay que medirla en frío, con apenas 4 o 5 kilómetros recorridos.
También es aconsejable aumentar el margen del dibujo a la hora de cambiar las ruedas. La DGT recomienda que el mínimo de profundidad sea de 1’6 milímetros pero, en verano, deberíamos aumentar ese margen a 2 milímetros.
Y, por último, si habitualmente circulamos por zonas en las que sea necesario utilizar neumáticos de invierno por las condiciones climatológicas, es imperativo cambiarlos por ruedas de verano. Los materiales usados para las gomas de invierno se desgastan antes y pierden rendimiento al no estar preparadas para las altas temperaturas.
Source: Coches