Sáb. Abr 20th, 2024

GUILLE LLOPIS

  • Los anfitriones pueden ofrecer bicicletas que no usen y los usuarios registrados las reservan por horas.
  • Además de prestar sus bicicletas, los dueños pueden ejercer como anfitriones y ejercer de guías turísticos a visitantes.
  • Un estudio de la OCU con la Universidad Complutense asegura que alrededor de un 70% de los usuarios de apps de economía colaborativa están satisfechos.

Paseo en bicicleta

La economía colaborativa ya alcanza todos los ámbitos: la gente comparte su coche con desconocidos cuando realiza un viaje, se queda en casas de extraños cuando se traslada a otros países e incluso le encomienda a alguien que no conocía hasta el momento el transporte de un paquete de un lugar a otro, con una tendencia hacia el consumo común cada vez más arraigada en la sociedad. Según un estudio conjunto de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) con la Universidad Complutense de Madrid, entre un 67% y un 76% de los usuarios de prácticas de economía colaborativa se mostraba satisfecho con su experiencia, ya fuese de transporte, alojamiento o compra de objetos utilizados.

Lo que en su momento fueron pequeñas start-ups como Blablacar, Airbnb o Uber son ahora enormes compañías que han conseguido millones de personas registradas y un grado de aceptación muy alto entre sus usuarios. Ese mismo camino busca seguir Caber, una aplicación en fase de desarrollo y expansión que aboga por llevar la economía colaborativa a donde todavía no ha llegado con fuerza: el mundo de las bicicletas. Sus creadores apuestan por compartir los vehículos de dos ruedas entre particulares, pero no se limitan a su faceta de medio de transporte: con un sistema similar al de plataformas como Couchsurfing (otra de las aplicaciones estrella de consumo colaborativo), Caber pretende incluir el componente personal a la bicicleta, que actuaría incluso como excusa para conectar personas.

Un anfitrión publica una bicicleta que no utiliza y otros usuarios pueden localizarla en el mapa y reservarla para su uso. Por un lado, permite a personas que no dispongan de vehículo propio acceder a bicicletas y reservarlas durante el tiempo que puedan necesitarlas para sus desplazamientos por la ciudad. Por otro, conecta a gente desconocida para que, cuando quien realiza la reserva sea un visitante, el dueño de la bicicleta pueda actuar también como guía turístico y cicerone con alguien que va a pasar unos días en la zona, ejerciendo de anfitrión y mostrando lo mejor de su localidad.

Los creadores, inmersos en una campaña de financiación con la que esperan poder recaudar lo suficiente para convertir el proyecto en realidad y poder pagar los correspondientes gastos, apelan a la nostalgia al describir Caber. A la tradición de regalar bicicletas por navidad, las viejas costumbres de los niños que iban con sus recién estrenados regalos al parque y la ilusión de recorrer la ciudad sobre dos ruedas. Además, con el componente del respeto al medio ambiente.

Distintos caminos

Aparte de luchar para sacar adelante su proyecto tratando de seducir a potenciales mecenas por su cuenta, los creadores de Caber están actualmente concurriendo en la plataforma Think Big. Se trata de una plataforma que aglutina a ésta y otras muchas iniciativas de distintos ámbitos con el denominador común de la juventud de sus creadores. Entre 15 y 30 años deben tener todos los participantes, que además de recibir formación y asesoría que les oriente a poder hacer funcionar sus proyectos, optan a conseguir también por esta vía la financiación y los recursos para que sus ideas cristalicen.

Source: Coches

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por admin

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