Durante las últimas semanas hemos visto como el precio de los derivados del petróleo sufría una escalada de precios nunca vista hasta ahora. La gasolina y el diésel han llegado a superar los 2 euros el litro en algunas zonas y pese a que las estaciones de servicio han intentado contener los precios (también para atraer clientes), ni siquiera las cadenas low-cost han podido mantenerse como las más baratas del mercado.
La gasolina tiende a ser más cara que el diésel, pero por algún extraño motivo el gasóleo suele subir de precio de una manera mucho más acelerada que esta primera. ¿A qué de debe esta situación? Ni más ni menos, por la velocidad de adquisición de este combustible por parte de las estaciones de servicio.
El diésel se agota más rápido
El coste de los carburantes aumenta de cara al público cuando las gasolineras compran combustible y pagan por él un precio mayor. Es entonces cuando lo repercuten a los usuarios. Según declaraciones de Nacho Rabadán, director general de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), a la prensa, cuando las estaciones de servicio compran el combustible más caro de un día para otro, esto se convierte en una vertiginosa subida de precios para el consumidor también de un día para otro.
¿Y por qué sucede de una manera más abrupta en el caso del diésel? Pues porque hay una mayoría de vehículos con motor diésel en el parque automovilístico español y, como consecuencia, los tanques de gasóleo se acaban antes. Este carburante se compra con más asiduidad, por lo tanto, y por eso su encarecimiento se hace más notable día a día para los conductores.
Los precios de combustibles fósiles han vuelto a subir hoy después de haber bajado hace algunos días. La gasolina sin plomo 95 está los 1,829 euros por litro, la 98 en los 1,963 €/l y el diésel A+ en 1,846 euros.
Source: Coches