La lluvia es un factor que afecta decisivamente a la conducción. Los conductores son más conscientes del riesgo de derrapar asociado a una carretera mojada, que de los problemas asociados la menor visibilidad cuando llueve, que es la principal culpable de la siniestralidad en lluvia. Por este motivo, en 20Minutos, junto a Carglass España, recomendamos a los conductores extremar las precauciones esta Semana Santa y seguir unos consejos básicos para mejorar la seguridad al volante cuando llueve.
1. Parabrisas y limpiaparabrisas en buen estado
Según un estudio de Fevial, 6 de cada 10 conductores no comprueba que su parabrisas permita una buena visión, el 75% de los conductores españoles reconoce haber conducido con las escobillas en mal estado y más de un 70% no las sustituye con la frecuencia recomendada
Las gotas de agua en el parabrisas distorsionan la luz y reducen el rendimiento visual del conductor. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, la falta de uniformidad de la capa de agua sobre el cristal explica la mayor parte de la reducción de la visibilidad. Este efecto se multiplica si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…), y si los limpias no están buen estado.
2. Tener una correcta estrategia visual
La pérdida de visibilidad por la lluvia hace que, inconscientemente, el conductor dirija la mirada a puntos más cercanos de la carretera, lo que produce una menor capacidad de anticipación a las situaciones de la conducción y aumenta su carga mental. Hay que intentar, siempre que se pueda, levantar la barbilla y mirar a lo lejos para tener más tiempo de reacción ante imprevistos, tener un campo visual más amplio y a que el cerebro gestione mejor la información visual que recibe.
3. Fijarnos en los vehículos del entorno
De noche o con visibilidad muy reducida en fuertes precipitaciones, fijarnos en las luces de los vehículos que nos preceden nos ayuda a saber por dónde va el camino y si hay imprevistos que les obligan a frenar. Hay que estar atentos a los vehículos que nos rodean, sobre todo, camiones y autobuses, pues pueden levantar grandes cantidades de agua al pasar sobre charcos. Mirar bien hacia delante antes de adelantar o cruzarnos con ellos, para saber lo que va a pasar durante esos segundos en los que se pierde la visión. Si recibimos una gran salpicadura por sorpresa (sobre todo, de vehículos que vienen del sentido contrario de una autovía o autopista) no hay que perder la calma por el impacto del agua, ni por quedarnos ‘a ciegas’: hay que mantener la trayectoria y no dar frenazos.
4. Parar en un lugar seguro
Si la visibilidad se reduce hasta imposibilitar la conducción, hay que parar en un lugar seguro para no ser embestidos por otro vehículo. Hasta encontrar ese lugar, hay que avanzar alternando la vista al frente con miradas más cercanas a izquierda y derecha buscando las líneas de la carretera.
5. ‘Leer’ el asfalto
El aspecto del asfalto nos da muchas pistas sobre su adherencia. Hay que buscar charcos o regueros que puedan causar un ‘aquaplaning’, y también saber detectar su agarre: un asfalto claro que refleja a luz como el cristal suele tener menos agarre que uno oscuro que no reflecta la luz.
6. Comprender los sistemas ADAS
Un riguroso estudio de la American Automobile Association (AAA) ha demostrado que el funcionamiento de los sistemas ADAS se ve afectado negativamente por la lluvia, y mínimamente por la suciedad en el parabrisas. El 69% de las pruebas realizadas con lluvia simulada dieron como resultado que el vehículo cruzó las líneas y se salió del carril. En cuanto a la frenada de emergencia, el 17% de las pruebas realizadas con lluvia a 40 km/h, y el 33% de las pruebas a 56 km/h, dieron como resultado una colisión.
7. El parabrisas se empaña más rápido
Cuando llueve, los cristales tienden a empañarse más rápido. Un cristal sucio por dentro hace que se empañe con más facilidad y que sea más difícil de desempañar. Esto también es importante en las ventanillas laterales, que nos permiten ver a través de los retrovisores exteriores. Lo más eficaz es poner la ventilación en su función específica (la que dirige el aire hacia el parabrisas), con al aire acondicionado y sin recirculación (los coches más actuales te lo ponen todo de forma automática cuando le das al botón de desempañar el parabrisas delantero), además de la calefacción.
8. Encender las luces de carretera
No las largas, pues su reflejo reduce la visibilidad. En condiciones extremas, activar los antiniebla traseros y no olvidarnos de apagarlos cuando el tiempo mejore, para no molestar a los demás ni recibir una multa.
9. Aumentar la distancia de seguridad
Esto os dará más tiempo de reacción ante imprevistos y reducirá el agua en suspensión que levanta el vehículo que llevamos por delante.
10. Usar un tratamiento ‘antilluvia’ para el parabrisas
El tratamiento repelente de lluvia en el parabrisas hace que las gotas de agua apenas toquen la superficie del cristal, formando ‘perlas’ que ruedan rápidamente. Está demostrado por diversos estudios que los tratamientos hidrofóbicos mejoran la agudeza visual y que son particularmente beneficiosos de noche.
¿Sabías qué?
Los parabrisas, limpiaparabrisas y parasoles son tres inventos con más de un siglo de historia que siguen resultando claves para conducir, sobre todo, en primavera, donde suele haber muchas lluvias y cambios de luminosidad.
Los primeros coches no disponían de parabrisas y sus conductores tenían que usar gafas para protegerse del viento, polvo y de las piedras que podían saltar de los caminos. A principios del siglo XX se comenzaron a introducir los primeros parabrisas, compuestos de dos hojas de cristal horizontales desplazables: cuando la mitad superior se ensuciaba, el conductor podía plegarla y seguir adelante.
Oldsmobile fue la primera marca que incluyó el parabrisas como un elemento de serie en todos sus vehículos, en el año 1915. Unos años después, Henry Ford introdujo en algunos modelos el parabrisas laminado. Fue una decisión que cambió el rumbo de la historia del automóvil, pues el parabrisas laminado es, junto al cinturón de seguridad, el elemento de seguridad que más vidas ha salvado y lesiones ha evitado.
Por su parte, los limpiaparabrisas son otro de los elementos que llegaron hace ya décadas, y han evolucionado mucho, con sensores de lluvia y unas escobillas cada vez más avanzadas. Pero su funcionamiento básico no ha cambiado desde que Mary Anderson los patentara en 1903. Lo mismo sucede con los parasoles. El Ford T fue uno de los primeros coches en montar un parasol, en 1924. En 1932 todos los Ford llevaban dos, en 1938 la marca del óvalo quiso patentarlo y en 1954 registró una patente parcial de un parasol extensible. Espejos, iluminación y mejores movimientos son todas las innovaciones que ha tenido este invento desde su nacimiento.
Source: Coches