Vie. Dic 27th, 2024

Los conductores españoles abandonan definitivamente las llaves del coche a los 75 años como media, pero lo hacen en casi la mitad de los casos «obligados» o por sugerencia de su entorno y no de manera voluntaria. Además, muchos de ellos, el 44 por ciento, creen que dejar de ponerse al volante ha reducido su nivel de independencia.

Son algunos de los resultados del estudio El proceso de cese de la conducción en personas mayores, que se ha presentado este miércoles realizado por la Fundación Mapfre de Seguridad Vial y el hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Según los expertos, dejar de conducir puede resultar traumático para muchos mayores, sobre todo cuando no existen alternativas de transporte público.

El estudio, presentado por el director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre, Jesus Monclús, y dos doctoras especialistas en neuropsicología y memoria del hospital barcelonés, analiza la seguridad de los conductores de más de 65 años y da a conocer las variables socioemocionales y consecuencias de la decisión de decir adiós a las llaves.

Las conductoras se despiden antes de la conducción, pero es llamativo, ha dicho Isabel Sala, neuropsicóloga de la Unidad de Memoria del citado hospital, que el porcentaje de mujeres que sigue en la carretera más allá de los 65 años se ha duplicado. Según las doctoras el deterioro cognitivo de las personas mayores en la seguridad vial, que aumenta entre un 4,6 y un 20 por ciento a partir de los 65 años, se traduce en una mayor confusión con los pedales, lentitud para incorporarse a un carril y dificultad para mantenerse sin salirse de él.

El informe señala que este deterioro cognitivo puede resultar más difícil de diagnosticar en sus fases iniciales que otras condiciones físicas (como la pérdida de visión), por lo que abogan por que los reconocimientos para estos conductores estén diseñados específicamente para detectarlo. Para ello, Monclús ha apostado por la mejora del conocimiento de este deterioro en la seguridad vial para determinar «en qué momento esa persona no puede conducir porque el riesgo al volante no puede asumirse».

También defiende la necesidad de que haya una comunicación abierta entre los mayores, sus familiares y los especialistas médicos respecto al hecho de dejar de conducir, ya que sigue resultando «un tema tabú«. Esta comunicación es clave para poder analizar cada caso de forma individual y ayudar a los mayores a tomar la decisión adecuada.

«Mi familia ya no confía en mi»

El estudio también aporta datos de entrevistas realizadas a personas que dejaron de conducir y a familiares. Y de ellas se desprende que el 45 por ciento de los exconductores mayores reconoce haber dejado de conducir de manera sugerida o forzada por las personas de su entorno, y no de manera voluntaria. Principalmente abandonaron las llaves del coche debido a sus condiciones médicas (41%), problemas de memoria (36%), dificultades para conducir el vehículo (32%) y un diagnóstico de demencia (23%).

Cuando responden sus familiares, las conclusiones son otras: un 74% de ellos asegura que el mayor ha dejado la conducción de forma involuntaria, principalmente por problemas cognitivos (61%), deficiencias en la conducción y malas condiciones físicas (35%), así como debido a un diagnóstico de demencia (17%).

«Ya no soy el mismo», «mi familia ya no confía en mí», y «ya no sirvo para nada«. Es como se sienten muchos mayores cuando dicen adiós a las llaves del coche. Según la encuesta, en los casos de cese «forzoso», el 41% lo vive de forma negativa, pues siente que pierde autonomía, porque no cree que deba dejarlo (27%), porque siente que no tiene el control de la decisión (18%) y porque le produce vergüenza y sensación de inutilidad (14%).

Para el 44 por ciento dejar de conducir les reduce su nivel de independencia y en el 45 por ciento de los casos les obliga a abandonar alguna de sus actividades habituales. De todos modos, cuatro de cada diez reconocen que mejora su funcionamiento cognitivo cuando dicen adiós a las llaves.

Más vulnerables y con menos siniestros viales

El estudio constata que los conductores mayores registran menos siniestros viales con lesionados que los jóvenes, pero son más vulnerables cuando sufren lesiones de tráfico. «Los mayores no son más peligrosos al volante que los demás», ha dejado claro Monclús que, incluso, ha señalado que un conductor mayor sano es menos arriesgado, toma decisiones más seguras en sus acciones como adelantamientos y no consume alcohol y drogas.

Sin embargo, los datos de siniestralidad, sacados de informes de Unespa y de la DGT, reflejan que los siniestros con mayores de 65 años al volante son entre un 24% y un 51% menos frecuentes que los que registran los más jóvenes. Asimismo, los mayores presentan la tasa más alta de fallecidos viales de entre todos los grupos de edad, en parte debido a su mayor fragilidad física y a que a menudo conducen vehículos más antiguos que la media y por vías secundarias, menos seguras que autovías y autopistas.

Viajar acompañado y recorridos de día

Los conductores dejan de conducir, de media, a los 75 años, según la muestra analizada. Para evitar riesgos al volante, los expertos aconsejan a estas personas pasar todos los reconocimientos psicofísicos necesarios para la renovación del permiso de conducir y hacer caso a las recomendaciones de los médicos; y viajar acompañado siempre que sea posible.

No usar el coche en hora punta ni en condiciones meteorológicas adversas y horarios nocturnos; y ser consciente de los efectos de los medicamentos que se están tomando y sus posibles implicaciones en la conducción, son otros de los consejos.

También les aconsejan aproximarse con cuidado a las intersecciones, acostumbrándose a mirar dos veces a ambos lados de la carretera antes de proseguir, y extremar las precauciones a la hora de girar, además de utilizar el transporte público siempre que se pueda.


Source: Coches

Share Button

por admin