El 9 de mayo de 1950 nació la “Sociedad Española de Automóviles de Turismo” cuyas siglas, SEAT, estaban destinadas a cambiar nuestra historia.
El primer modelo elegido para arrancar la producción fue el 1400, al que siguió en 1957 el mítico 600. El popular “pelotilla” impulsó la industrialización de nuestro país al tiempo que el acceso al automóvil a muchas familias que, por vez primera, pudieron viajar por cuenta propia.
Llegaron los sesenta, la “década prodigiosa”, en la que tuvo lugar la gran mutación española. Fueron años de grandes cambios sociales donde se sucedieron hitos tan importantes como la llegada del hombre a la Luna, la construcción del muro de Berlín, el inicio de la lucha por la liberación femenina o el primer vuelo del avión supersónico Concorde.
Y en esa década, concretamente en 1968, apareció el 124, el coche que hoy homenajeamos. Con él, se constituyó la primera gama de vehículos de la compañía española, un modelo de configuración tradicional con motor delantero longitudinal y propulsión trasera.
Con algo mas de 4 metros de longitud y un maletero de 385 litros de capacidad, esta práctica berlina con espacio para cinco pasajeros tenía un diseño mucho más moderno y juvenil, con la palanca de cambios ubicada en el piso y no bajo el volante.
Sus prestaciones y comportamiento Ie acercaban bastante a lo que cabía esperar de una berlina deportiva, gracias a su reducido peso de 855 kg, un motor de baja cilindrada -1.197 centímetros cúbicos- que ofrecía 60 CV de potencia y, como gran novedad, la inclusión de cuatro discos de freno.
Con un depósito de combustible de 39 litros, que más tarde alcanzaría los 45 litros por la versión de carrocería familiar, ya no era imprescindible estudiar todos los trayectos. Ni las paradas para repostar, ni tampoco prever los descansos para ayudar a refrigerar el motor o las atenciones necesarias en un 600 tras afrontar varios kilómetros sujetando su dura dirección. En este sentido, el 124 continuaba montando una dirección de tornillo sinfín y rodillo, pero mucho mas cómoda que la del 600.
En el momento de su lanzamiento, el 124 estaba disponible desde 144.432 pesetas, mientras que el mítico 600 costaba 74.592. Teniendo en cuenta que, según la prensa de la época, el salario medio en España durante el año 1968 era de 70.709,83 pesetas, el 124 se convirtió en la cómoda y moderna berlina familiar de producción nacional con el que la sociedad española aumenta su convencimiento de pertenencia a la clase media europea que tanto deseaba.
Source: Coches