Vie. Nov 15th, 2024

Hace apenas un mes tuvimos ocasión de tomar contacto con el Sportage de quinta generación. El SUV coreano, específicamente diseñado y construido para el mercado europeo, nos dejó muy buen sabor de boca, pero ahora que hemos podido dedicarle más tiempo para probar, constatamos que es un vehículo que se ha adaptado a los tiempos y los nuevos requerimientos de una forma excelente.

Cierto es que estamos ante el tope de gama en cuanto a acabado, el deportivo GT Line, y potencia, 230 caballos –hasta que llegue el Sportage PHEV de 265 CV a finales de abril–, y eso se paga –43.826 euros con descuentos–, pero consideramos que este modelo tiene mucho de lo que ofrece un SUV premium a un coste bastante más contenido.

Así, como apuntamos en la primera toma de contacto, lo primero que llama la atención de este Sportage es su diseño atrevido, con un frontal con ópticas tipo boomerang que lo distingue claramente entre el tráfico. También destaca la parrilla deportiva, el perfil afilado con llantas de 18 pulgadas y la original definición de las ópticas traseras, cuyo diseño se adapta a la musculosa silueta del coche. Tanto en el capó como en el portón trasero luce el renovado logotipo de la marca, mientras que la carrocería bicolor con el techo en negro es exclusivo del acabado GT Line.

Estamos ante un SUV de 4,5 metros de largo, pero por dentro parece más grande, a tenor del espacio disponible en todas las plazas, además de contar con un maletero de 587 litros que es de los mejores de su categoría, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante un modelo híbrido con tracción a las cuatro ruedas.

Con etiqueta Eco de la DGT

Kia ha apostado claramente por la electrificación, y por eso nos hemos puesto a los mandos de la nueva versión híbrida autorrecargable (no enchufable). De su sistema emanan 230 caballos, por una parte gracias al motor gasolina de 1,6 litros y 180 CV, y por otra por el bloque eléctrico de 44 kW (60 CV) que lo asiste. La batería asociada es de 1,5 kWh de capacidad y está ubicada debajo de los asientos traseros, mientras que el cambio es automático y tiene 6 velocidades. Por supuesto, con esta mecánica, el SUV coreano queda catalogado con la etiqueta Eco de la DGT, lo que le permite acceder libremente al centro de las grandes ciudades y beneficiarse de descuentos en las zonas de aparcamiento regulado.

Para rodar fuera de la urbe, la versión probada tiene el valor añadido de contar con tracción total, lo que lleva aparejado un sistema de suspensión controlado electrónicamente (de manera automática), así como la posibilidad de elegir entre tres programas de funcionamiento si las condiciones del piso lo requieren: Snow, Mud y Sand (para nieve, barro y arena). Este recurso recibe el nombre de Terrain Mode.

Interior moderno y de calidad

Lo cierto es que adaptarse a los asientos deportivos de este Sportage GT Line no cuesta nada. Son confortables, recogen bien el cuerpo y la posición elevada de conducción permite el máximo control de todo lo que nos rodea.

El diseño los elementos interiores es moderno y original, como lo demuestran, por ejemplo, las toberas de aire laterales, y los materiales que presenta el acabado GT Line son de muy buena calidad general, combinando elementos recubiertos en piel, otros plásticos en negro brillante y detalles metálicos.

Mención especial merecen las dos pantallas de 12,3 pulgadas dispuestas ante nuestros ojos, que presentan la información de forma nítida y clara. La del cuadro de instrumentos ofrece los datos de conducción necesarios y se puede configurar desde el volante multifunción, mientras que la central, orientada hacia el conductor, también cuenta con una enorme cantidad de opciones y se maneja de forma intuitiva y con mucha rapidez.

Bajo las tomas de aire centrales hay una banda digital y táctil que resulta de gran utilidad, ya que puede configurarse como control del sistema de climatización o como ruta de acceso directo a funciones como el navegador, selección multimedia, sintonizador, etc.

Al volante

En la ancha consola central está situado el botón de puesta en marcha del coche, junto al mando giratorio que maneja el cambio automático. También hay otro mando circular, más pequeño, a través del cual se puede elegir entre los dos modos de conducción disponibles, Eco y Sport, y los del Terrain Mode antes mencionados.

En marcha, el sistema híbrido da prioridad a la tecnología eléctrica, y eso hace que en las maniobras y movimientos a baja velocidad dispongamos de la suavidad y el silencio de funcionamiento propio de un coche eléctrico, pero lo cierto es que cuando el motor térmico se activa el nivel sonoro en el interior sigue siendo bajo.

En ciudad se conduce fácilmente a pesar del tamaño, y en carreteras rápidas, tipo autovía o autopista, se percibe un gran confort de marcha gracias a la nueva plataforma estrenada para este modelo.

Con 230 caballos a disposición del conductor, desde luego no falta potencia en ningún momento, pero llega de una forma más progresiva de lo que esperábamos, incluso en el modo Sport.

En la zona más exigente de nuestro recorrido, con un trazado con curvas, subidas y bajadas, comprobamos que efectivamente la potencia está ahí, y si utilizamos las levas del cambio en el volante podemos plantear incluso una conducción más deportiva.

El comportamiento del coche es bueno, pero si se eleva el ritmo, aunque la suspensión electrónica asegura una pisada firme y segura, sí se percibe un ligero balanceo por la altura y el peso del conjunto, y es que no hay que olvidar que hay más de 150 kg de diferencia entre esta variante híbrida de tracción total y la de gasolina convencional.

En el apartado del consumo, la media homologada por Kia para este modelo es de unos sensacionales 6,4 litros a los 100 kilómetros, y conduciendo a ritmos normales nosotros hemos estado en cifras cercanas a los 7 litros, si bien solo un 30% de la prueba fue por entornos urbanos, donde un híbrido de batería pequeña como este es más eficiente.

También hay que decir que a ritmos elevados en carretera, poniendo a prueba el potencial del motor, el consumo medio subió hasta los 7,7 litros a los 100 km, una cifra que tampoco es demasiado alta para un SUV de estas características.

Tope de gama

Como hemos comentado al principio del artículo, este Sportage es el tope de gama por tecnología y equipamiento, y obviamente eso incide en los 43.826 euros, incluidos los descuentos, que hay que pagar por él.

Una cifra elevada para un coche y marca generalista, de acuerdo, pero a cambio este Sportage GT-Line HEV 1.6 T-GDI de tracción total aporta toda su eficiencia y polivalencia de uso, junto con un ambiente interior y equipamiento de serie completísimo que en un coche del segmento premium resultaría sensiblemente más caro.

Y es que hablamos de un SUV que lo tiene todo. Además de las características ya reseñadas, caso de la carrocería bitono, las llantas de 18”, las pantallas digitales o la tracción total (también hay una variante de tracción delantera por 40.226 euros), este GT Line cuenta con faros LED, techo solar panorámico, sistema de sonido Harman Kardon, asientos y volante calefactables, climatizador bizona, cámara de visión de 360º, control de crucero adaptativo, portón trasero “manos libres” y un enorme paquete de soluciones de seguridad y ayuda a la conducción entre las que destaca el monitor de ángulo muerto a través del cuadro de instrumentos, la alerta de tráfico trasero y el asistente de carril.

FICHA TÉCNICA

Motor: Híbrido, gasolina.

Potencia (kW/CV): 169/230.

Cambio: Automático, 6 velocidades.

Largo (mm): 4.515.

Ancho (mm): 1.865.

Alto (mm): 1.645.

Maletero (litros): 587.

Velocidad máxima (km/h): 193.

De 0 a 100 km/h (seg.): 8,3.

Consumo medio (l/100 km): 6,4.

Emisiones CO2 (gr/km): 146.

Precio (euros): 43.826 euros.


Source: Coches

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por admin