En España, suelen observarse un sinfín de vehículos detenidos por las carreteras tras sufrir algún tipo de problema mecánico. Sin embargo, muchos de los usuarios no entienden el motivo por el que su ‘amigo de cuatro ruedas’ se ha detenido sin, aparentemente, ninguna explicación.
Esta desagradable situación, como viene siendo habitual en este tipo de casos, tiene su razonamiento, por lo que, a continuación, os repasaremos los tres principales motivos que pueden causar una detención de la nada de nuestro automóvil. Asimismo, cabe destacar que, tras experimentar estos problemas, debemos llevarlo automáticamente al taller más cercano para evitar que se produzca nuevamente esta escena por las calzadas de nuestro país.
1. Problemas con el carburante
Si el vehículo se detiene por problemas con el carburante, podrían existir varias opciones que han provocado esta situación. La primera es quedarte sin combustible durante la conducción, algo atípico pero que podría darse si el usuario en cuestión sufre algún despiste. Por otro lado, el filtro del carburante podría estar obstruido y provocaría una parada inmediata del vehículo.
El hecho de sufrir una avería en la bomba del combustible o cualquier tipo de fallo en los inyectores (o en su circuito), que pueden estar completamente sucios o dañados, también podrían provocar que el automóvil se detenga de un momento a otro.
2. Fallo en el sistema eléctrico
En la actualidad, los vehículos modernos contienen un sinfín de elementos electrónicos capaces de ofrecer una mayor comodidad y un mejor confort mientras conducimos. Sin embargo, estos sistemas, ante cualquier fallo mecánico, tendrán el poder de detener el vehículo si identifican identificar cualquier tipo de avería, por muy pequeña que sea.
3. Problema en el sistema de escape
Si nuestro automóvil se detiene a los pocos minutos de arrancarlo y, posteriormente, no hay posibilidad de seguir con la marcha, el problema puede que derive del sistema de escape debido a una saturación del mismo. En condiciones normales, este problema suele suceder por la suciedad incrustada en las bujías o porque las válvulas de escape estén en malas condiciones.
Por otro lado, el hecho de que el circuito de escape esté dañado u obstruido en cualquier punto provocará que los gases no tengan dónde ir en un momento determinado y esta situación genere cierta presión en el interior, por lo que el motor podría llegar a detenerse.
Source: Coches