Conducir mientras se padece una enfermedad aumenta de manera muy significativa el riesgo de sufrir una accidente en la red de carreteras de España. Si no se tienen todos los sentidos al 100%, la concentración y los reflejos disminuyen estrepitosamente y podrá poner en peligro la Seguridad Vial del propio conductor y del resto de usuarios de la vía. Por ello, la Dirección General de Tráfico (DGT) prohibe ponerse al volante de un coche si se padecen determinados problemas físicos.
Aunque muchos conductores conocen qué enfermedades impiden conducir, hay otros muchos problemas que también afectan (y mucho) a la hora de circular con el coche, pero que aun así hay usuarios que lo infravaloran. Uno de esos casos es el de la conjuntivitis, una problemática sobre la que ha alertado la DGT a través de su revista digital, y es que puede tener efectos devastadores.
Cómo afecta la conjuntivitis a la conducción
La conjuntivitis puede tener varios grados de gravedad y varias causas, aunque en cualquier caso no permiten una conducción normal, ya que perjudican a la visión debido a la que los ojos se puede irritar, pueden doler, escocer e incluso llorar, tal y como se señala en la revista digital de la DGT. Además, pueden provocar fotosensibilidad y visión borrosa, lo que afecta todavía más a la hora de circular con el coche.
Si se padece un caso de conjuntivitis severa o crónica, lo recomendable es no conducir, ya que se «pueden producir alteraciones corneales graves que disminuyan la calidad y la cantidad visual», señala el doctor Carlos Rocha de Lossada en la revista. Además, en el algunos casos es necesario recetar al paciente una dosis de antihistamínicos para paliar la enfermedad, los cuales están totalmente contraindicados para conducir.
Además, también se afirma en la revista que si no se trata a tiempo o de manera adecuada la conjuntivitis, pueden aparecer manchas en la córnea que impidan todavía más tener una correcta visión mientras se está en la carretera. De ahí radica la importancia de intentar paliar la inflamación a tiempo, y sobre todo, no conducir mientras se está convaleciente, ya que supone un peligro para el resto de conductores.
El ojo seco también dificulta la conducción
Otro de los problemas oculares más comunes es el del ojo seco (según se afirma en la revista hasta 5 millones lo padecen en España). El riesgo de padecer este problema es más alto entre las mujeres y aumenta con la edad y es incompatible con la conducción. Provoca visión borrosa y fatiga visual, lo que impide ponerse al volante puesto que podría provocar un accidente.
Source: Coches