De todos es sabido que la industria del automóvil en el Viejo Continente es un actor de suma importancia que traspasa ampliamente sus fronteras.
El anuncio oficial del presidente de Estados Unidos sobre los nuevos aranceles, que en pocos días serán aplicados, va a suponer que un gran número de marcas se vean obligadas a ajustar sus previsiones y objetivos.
Un porcentaje del 25% es un tributo que supera casi todas las expectativas y que tendrá como primera y fatal consecuencia un encarecimiento de los coches en ese país que podría estar en unos 6.000 dólares de media.
Tampoco los fabricantes locales escaparán a ciertos inconvenientes, pues ningún coche se produce íntegramente en el país al contar con piezas y accesorios provenientes del exterior que, de momento, no han aclarado desde el gobierno cual va a ser la política arancelaria a seguir. Y mucho menos hay que olvidar que la mitad de los coches que se venden en EE.UU. vienen de fuera.
Con consecuencias nefastas para los fabricantes chinos y menos para los coreanos de Kia o Hyundai o los japoneses de Toyota, con cuatro fábricas esta última, las marcas europeas intentarán sortear de alguna forma esta dura política impositiva, aunque, eso sí, sus costes y márgenes de beneficios se verán de todos modos afectados.
Las marcas premium del Viejo Continente
Nos centramos en las marcas premium que son las más difundidas en esta localización y son las únicas que operan en ese teritorio. Entre ellas, BMW sea tal vez la mejor posicionada al contar con una veterana planta como es la de Spartanburg (en el estado de California) donde ya llevan tres décadas fabricando modelos tan importantes para ese país como los X3, X4, X5, X6 o XM, es decir, la práctica totalidad de los modelos del tipo SUV que tan buena aceptación tienen ente los conductores norteamericanos.
Mercedes, por su parte, igualmente se podría defender bien. Para ello, cuenta con la fábrica de Tuscaloosa , en Alabama, construida en 1995 de donde salen también SUV grandes como el GLE o el GLS y otros modelos. Decir que para la firma de la estrella, Estados Unidos es su segundo mercado más importante de todo el mundo en el que se incluyen también las furgonetas.
Siguiendo con los premium europeos, Volvo es otra de las firmas que dispone de un buen balón de oxígeno en ese territorio. La gigantesca factoría de Charleston, en Carolina del Sur, produce, entre otros, los todocaminos XC90 y el último eléctrico EX90, dos modelos que se adaptan perfectamente a los gustos del país.
Audi no fabrica en EE.UU.
Nos falta Audi, tal vez una de las firmas más perjudicadas dentro de esta guerra arancelaria. El motivo no es otro que en su día decidieron fabricar en México en lugar de EE.UU.
No obstante, el poderoso grupo Volkswagen se podría refugiar en la fábrica que la marca matriz tiene en Chattanoga (en el estado de Tenessee) donde los 5.500 empleados con los que cuentan hacen varios modelos exclusivos de Volkswagen para este país.
Si se tomará la decisión de producir modelos de Audi, el consorcio alemán debería acometer importantes inversiones con el fin de reacondicionar las líneas de producción o levantar una nueva factoría.
Otras marcas europeas de prestigio como Ferrari, Porsche o Lamborghini poco o nada van a sufrir. Las decisiones de compra para estos hiperdeportivos suelen estar fuera de la lógica comercial y, por tanto, de los precios.
Source: Coches