El sistema del embrague del coche es delicado ya que está formado por multitud de mecanismos, desde el pedal hasta los discos, que deben funcionar a la perfección. Para evitar averías, algunas de ellas muy costosas de reparar, lo mejor es llevar al día el mantenimiento del embrague y conducir de manera adecuada, cambiando de marchas correctamente y evitando apoyar el pie en el pedal cuando no haya que pulsarlo.
De todas formas, aunque se tenga cuidado, el sistema del embrague puede sufrir averías. Las más comunes se deben al desgaste y al paso del tiempo y entre ellas destacan varias, ya que afectan a los diversos componentes del emrague, desde los discos hasta las tapas, el pedal, los cojinetes, los rodamientos… Algunas son las siguientes:
- Desgaste de los forros
- Fugas de aceite de un retén de cigüeñal o caja de cambios.
- Volante motor bimasa estropeado.
- Mala alineación entre chasis y caja de cambios.
- Juntas desgastadas.
- Montantes de motor y trasmisión sueltos.
- Falta de pasadores del volante.
- Tapa de embrague suelta.
- Desgaste o defecto del cojinete del eje primario.
- Cojinete de embrague defectuoso.
- Rodamientos mal engrasados
- Eje primario desgastado.
- Mala instalación del disco.
- Retén del cojinete dañado.
- Pernos del volante sueltos
- Estrías del disco dañadas.
- Ejes de transmisión desgastados.
- Cableado estropeado.
- Componentes del pedal desgastados.
Los principales síntomas para atender estas averías van desde el ruidos que puede producir el embrague (chirridos, crujidos…) hasta notar el pedal esponjoso, que vibra, que rasca o que patina.
Source: Coches