«El coche es un arma de matar», así se expresa Isabel León, una mujer de 71 años del municipio madrileño Collado Villalba que perdió a una de sus hijas, Ana, por culpa de un conductor que se encontraba bajo los efectos del alcohol.
Las cifras son contundentes. El 49,4% de los conductores que fallecieron en las carreteras de España durante 2021 habían consumido alcohol, drogas o algún psicofármaco, aisladamente o en combinación.
Estos datos, extraídos de la Memoria 2021 de Hallazgos Toxicológicos en Víctimas de Accidente de Tráfico, elaborada por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) y el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, preocupan, teniendo en cuenta la responsabilidad que asumen los conductores al volante, no solo con respecto a su propia vida, sino la de los peatones y otros actores viales.
Ese es el claro llamamiento que hacen las víctimas que perdieron a sus seres queridos en situaciones de este tipo. Estas familias piden a la Comisión de Justicia en el Congreso de los Diputados que modifique el Código Penal y eleven a más de cuatro años la pena máxima por matar a otra persona como consecuencia de una imprudencia grave al volante.
Al igual que Isabel, otro ejemplo de esta lucha es María José Jiménez, una mujer de Barcelona que perdió a Iván, de 15 años, el 9 de diciembre de 2016 por culpa de un conductor ebrio que le arrolló mientras estaba en una dársena en la plaza de Neptuno en Madrid esperando a que llegase el autobús.
El vehículo circulaba a 135 kilómetros por hora en dicha zona, donde solo se permite circular a 30 e impactó al joven con esa velocidad, lanzándole a varios metros de distancia y ocasionándole heridas «incompatibles con la vida». Iván estuvo en la UCI del Hospital Gregorio Marañón durante nueve días a la espera de un milagro, pero finalmente falleció.
La historia de Isabel
Ana, una de las tres hijas de Isabel que trabajaba como monitora de pilates en el polideportivo El Escorial, perdió la vida hace cuatro años, un 13 de junio, cuando se desplazaba a su casa y un conductor alcoholizado invadió el carril por el que conducía. «Las heridas que le produjo hizo que falleciera dos horas después del siniestro», relata León..
El hombre que colisionó contra el coche de Ana triplicó la tasa de alcohol en la prueba y debido a esto, se durmió mientras estaba al volante en la vía que conduce de El Escorial a Guadarrama.
«Cuando ha habido alcohol y drogas no le digáis accidentes, porque accidentes no son. Accidente es algo que no se puede evitar, pero un siniestro que lo produce una persona que ha tomado alcohol o droga es completamente evitable», ha puntualizado, pidiendo a la prensa y la sociedad para que vean la diferencia entre ambas eventualidades.
Cuando ha habido alcohol y drogas no le digáis accidentes. Accidente es algo que no se puede evitar
Isabel explica a 20minutos que Ana dejó una hija de dos años y medio cuando falleció, así como varios proyectos personales como la construcción de una casa que «nunca llegó a disfrutar», lo que le recuerda el doloroso proceso familiar que ha tenido que vivir.
«A la niña la cuido yo y su padre. Es doloroso ver crecer a una niña sin su madre», ha enfatizado León en su relato, quien también ha agregado que el culpable de la muerte de su hija está en prisión desde el mes pasado, cuatro años después de la tragedia.
Sin embargo, ha calificado la condena del conductor como «irrisoria» al afirmar que tan sólo pagará dos años y nueve meses de prisión, algo que también rechaza al considerarlo injusto con la memoria de su hija.
Por tal razón, Isabel ha contado que actualmente se encuentra luchando para que los fallecimientos por conductores en estado de embriaguez paguen condenas justas bajo el delito de homicidio doloso.
María José pide justicia por la muerte de Iván
El conductor que provocó el siniestro que acabó con la vida de Iván, el hijo de María José, multiplicaba por siete la tasa de alcohol permitida y había consumido drogas como cocaína antes de tomar el coche esa noche navideña en Madrid.
El hombre, quien salió ileso, trató de huir del lugar de los hechos, pero fue detenido por las autoridades y recluido en un centro carcelario sin fianza por la gravedad de los delitos.
Actualmente, el autor de la muerte del menor, a quien Jiménez califica como «un depredador social», se encuentra tras las rejas cumpliendo una pena de seis años de prisión, cuatro de ellos por el crimen de su hijo y los demás por otras 35 condenas, pues es reincidente en crímenes viales y su carnet de conducción ya le había sido retirado.
Sin embargo, ha manifestado a 20minutos que está no es una condena ejemplar por la muerte de su hijo y, aunque la Fiscalía pidió la pena máxima en su caso, esta contempla el delito de homicidio imprudente en vez de doloso, pues solo es aplicable cuando la muerte se produce por kamikazes o carreras de coches.
Por tal razón, ha resaltado su lucha por endurecer las sanciones en contra de conductores ebrios a través de la recolección de firmas en las calles y en diferentes plataformas digitales. Varias familias provenientes de Madrid, Ibiza y Palma de Mallorca, se han unido a la causa.
María José ha advertido que el conductor que atropelló a su hijo podrá volver a conducir cuando salga de prisión. «Va a volver a matar, eso es seguro», ha enfatizado y contado que este hombre la ha amenazado.
El derecho a la vida de los demás está por encima de todo, son muertes muy violentas, muy crueles
El Congreso de los Diputados escuchó el clamor de las víctimas el pasado mes de mayo y aprobó la modificación del Código Penal para elevar a más de cuatro años la pena máxima por homicidio imprudente al volante.
Sin embargo, dicho cambio en la ley se realizó de manera parcial, pues solo se aumentaron las penas en uno o dos grados para aquellos casos en los que se presenten dos o más fallecidos por delito de homicidio imprudente.
«Si el fallecido es solo una persona, como en el caso de mi hijo, no se aumentaron las penas. Por eso quiero que vuelva a haber una modificación en ese artículo. Lucharé hasta el último minuto de mi vida, se lo debo a mi hijo y a todas las víctimas inocentes», ha señalado Jiménez.
Siniestros viales por alcohol, drogas o psicofármacos
De las 515 víctimas mortales que se registraron en los siniestros viales e involucraron la ingesta de bebidas embriagantes y estupefacientes, la mayoría eran conductores con 401 fallecidos (77,8%). En segundo lugar quedaron los peatones con 68 decesos (13,1%) y los pasajeros con 46 casos (8,4%).
La Memoria 2021 de Hallazgos Toxicológicos en Víctimas de Accidente de Tráfico indica que la mayor cantidad de víctimas son hombres (87,2%), entre los 45 y 55 años (116 casos), que se encontraban alcoholizados y al volante al momento del siniestro vial.
De igual manera, la mayoría de los fallecimientos por siniestralidad de este tipo se presentaron en vías interurbanas (66,8%) y durante los días laborales (78,3%).
Junio fue el mes más crítico de 2021 con 58 víctimas, seguido por julio (56), septiembre (53), agosto (52) y octubre (51). Además del Alcohol, las drogas (30,4%) y los psicofármacos (18,9%), también estuvieron involucrados en los accidentes de tráfico.
De hecho, algunas de las personas que murieron en las vías nacionales decidieron mezclar sustancias y, posteriormente, conducir. En total, 320 ciudadanos dieron positivo en la combinación, de los cuales, 101 consumieron alcohol y drogas, 29, alcohol y psicofármacos; y 17, drogas y psicofármacos.
La mortalidad de los peatones
Pese a que los conductores representan el mayor número de fallecidos por alcohol y drogas en las vías, la situación de los peatones preocupa. De los 180 fallecidos, solo un 37,8% dio resultados toxicológicos positivos a alcohol, drogas de abuso y/o psicofármacos, aisladamente o en combinación.
Es decir, que la mayoría de personas que transitaban por las calles se vieron inmersos en accidentes de tráfico en donde perdieron la vida en completa sobriedad.
Source: Coches