Jue. Nov 14th, 2024

Los frenos del coche siempre deben estar en condiciones impecables. Junto con los neumáticos y los amortiguadores, contribuyen activamente en el mantenimiento de la seguridad vial ya que su principal función es proporcionar una distancia de frenado lo más corta posible para evitar colisiones por alcance.

Varios son los componentes que trabajan de manera conjunta en la frenada del coche y, obviamente, no puede faltar la contribución del correspondiente líquido de frenos. Este líquido hidráulico hace posible la transmisión de la fuerza ejercida sobre el pedal de freno a los cilindros de freno en las ruedas y entre sus características se encuentra la de tener un punto de ebullición muy alto debido al calor que se produce en este elemento del vehículo, habitualmente por la fricción entre las piezas durante la frenada.

La principal razón por la que el líquido de frenos puede estropearse es porque se ha caducado, ya que tiene una fecha límite de validez a partir de la cual empieza a perder sus propiedades. Es importante tener esta fecha en mente para saber cuándo hay que renovar el líquido de frenos. Habitualmente, se debe sustituir entre cada dos y cada cuatro años.

Frenos ‘esponjosos’

Para asegurarse de que el sistema de frenos funciona correctamente hay que comprobar que el líquido se encuentra en buen estado. La mejor manera de testear el líquido de frenos es mediante las sensaciones que notamos al pulsar el pedal del freno o a través del sentido del oído.

Por ejemplo, si al pisar el pedal lo notamos como esponjoso, es decir, que tiene más recorrido y da la sensación de que se hunda, probablemente el líquido se haya deteriorado, haya perdido sus propiedades o haya caducado. Igualmente, si se notan vibraciones, ruidos o la distancia de frenado se alarga, el problema podría estar derivado de este líquido.


Source: Coches

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por admin