20MINUTOS
- En el municipio alicantino de Novelda pueden verse coches patrulla de la Guardia Civil apostados en diferentes puntos críticos y conflictivos a las afueras de la localidad.
- Estos coches realizan una labor de vigilancia ficticia ya que en ellos no hay agentes.
- Son dejados por espacios de dos horas en un lugar y luego movidos a otros para realizar una labor disuasoria de criminalidad que puede resultar más peligrosa que beneficiosa a la larga.
Lleva días ocurriendo en el municipio alicantino de Novelda. Coches patrulla de la Guardia Civil situados en diferentes puntos críticos y conflictivos con los que se realiza una labor de una vigilancia que, en realidad, es ficticia porque en esos vehículos no hay nadie.
Se trata de un sistema de vigilancia ‘fantasma’ iniciado hace casi dos semanas por orden del alférez comandante de puesto en esta localidad de más de 26.000 habitantes, que apenas cuenta con una veintena de agentes encargados de patrullar a diario no sólo por Novelda, sino también por otras colindantes como Agost y Monforte del Cid.
El modus operandi es el siguiente: los coches son estacionados en lugares estratégicos, aquellos donde más denuncias por robos suele haber habitualmente. Estos lugares son, principalmente, estaciones de servicio y algunos comercios y locales situados a las afueras del municipio. Una vez allí, el vehículo queda situado de manera visible e inmediatamente es abandonado por los agentes, dejándolo allí por un periodo aproximado de dos horas. Tras ello, los agentes regresan a por el coche patrulla y lo dirigen a otro punto, donde queda abandonado otras dos horas. Y así, sucesivamente.
El objetivo, según ha podido conocer 20minutos, es convertir ese coche patrulla en un elemento disuasorio, una especie de ‘espantapájaros’, ante la imposibilidad de prestar servicio de vigilancia continuo con agentes en todos los lugares que lo requieren.
Una práctica prohibida y peligrosa
Esta práctica está recogida a diario en las ‘papeletas’ del cuartel (guías de trabajo diario para los agentes) y aunque trata de llevarse en secreto, también es conocida por dueños y empleados de los negocios cercanos a los lugares de estacionamiento de los vehículos, lo que puede provocar que el boca a boca extienda esta forma de operar y exponga no sólo a los negocios sino a los propios vehículos de la Guardia Civil.
Aparte, se trata de una práctica prohibida y criticada por muchos de los agentes que la están llevando a cabo, que muestran su disconformidad con la decisión de su superior y temen que cualquier día regresen a por el vehículo y se lo encuentren destrozado o en llamas. Esta forma de operar infringe las normas de seguridad de la Guardia Civil en relación a posibles atentados. Un cuerpo, el de la Benemérita, especialmente cuidadoso con todo lo que refiere al coche patrulla, a los que no hace mucho se les realizaban controles de seguridad en puestos de comandancia para descartar posibles bombas lapa adheridas a los bajos del vehículo, por ejemplo.
Los agentes evalúan la forma de elevar una queja a instancias superiores para frenar esta práctica, a sabiendas que en el momento que lo hagan serán ellos los más expuestos a sanciones, según ha podido saber 20minutos. Además, no se explican cómo es posible llevar a cabo este tipo de labor de vigilancia cuando España se encuentra en nivel 4 de alerta antiterrorista.
Control ficticio del tráfico
Esta práctica también se está utilizando, de forma paralela, para simular el control del tráfico en las carreteras (entre ellas la autovía A-31) en las que se sitúan los vehículos, que hacen creer a todos que pasan por el lugar que allí se encuentran dos agentes controlando el tráfico, cuando nada de esto sucede.
Source: Coches