El sector de la automoción ha dado pasos agigantados hacia una movilidad mucho más sostenible. Tanto en España como en Europa los coches propulsados por carburantes no habituales han ido ganando presencia en las carreteras, y todo indica que irá a más. El principal artífice de este cambio ha sido la electrificación, que se ha convertido en uno de los protagonistas en los trayectos por vía terrestre, aunque los vehículos de hidrógeno también quieren irrumpir en el mercado.
Las ventas de coches eléctricos continúan creciendo con el paso de los meses, pero la subida del precio de la electricidad y las infraestructuras insuficientes en España hace que muchos potenciales compradores todavía tengan reticencias a la hora de decantarse por un vehículo de este tipo, por lo que unos pocos optan por hacerse con un automóvil propulsado por pila de hidrógeno, aunque su presencia en el mercado es prácticamente testimonial. ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene estos últimos en comparación con los electrificados? La Organización de Consumidores y Usuarios en España (OCU) los ha analizado.
Ventajas de los coches de hidrógeno
El principal argumento para comprarse un coche de pila de hidrógeno es la nula contaminación que producen al circular (aunque tampoco lo hacen los eléctricos). El propio automóvil no contamina como tal, lo que le permite tener la etiqueta 0 de la Dirección General de Tráfico (DGT), algo que será vital en el futuro muy próximo para poder acceder a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) de las ciudades.
Además, los repostajes son mucho más rápidos y económicos que en un coche de gasolina o diésel: según el análisis de la OCU, el precio del hidrógeno es de 10 euros/kg., lo que se traduce en unos 800 euros cada 10.000 kilómetros, mientras que en los carburantes tradicionales esa cifra asciende a 1.200 euros en dicha distancia. Según estos datos, estos coches serían una opción ideal para comprar, aunque la realidad es otra.
Inconvenientes de los coches de hidrógeno
Los coches de hidrógeno tienen dos grandes problemas en el mercado español: el primero de ellos es la falta de infraestructuras existentes, y es que si ya los puntos de recarga para vehículos eléctricos son pocos en comparación con la demanda, las estaciones donde se pueden repostar estos automóviles son casi testimoniales, ya que apenas hay una veintena repartidas en todo el país.
El segundo es la falta de oferta de modelos. En España los compradores solo pueden elegir entre el Hyundai Nexo y el Toyota Mirai, que no son precisamente baratos: cuestan 73.450 y 65.000 euros respectivamente. Se calcula que en los dos últimos años se han adquirido una decena de coches de hidrógeno, por lo que están muy lejos de ser una realidad importante en el sector.
Un coche de hidrógeno es más ecológico, pero más caro
La OCU concluye que un coche de hidrógeno es un poco más ecológico que un coche eléctrico, pero no por las emisiones en sí, sino por el proceso de producción: mientras que el hidrógeno se produce mediante electrólisis a partir del agua, usando electricidad limpia, la electricidad se puede generar de muchas maneras y con energías tanto renovables como no renovables. A pesar de ello, la falta de mercado, las infraestructuras insuficientes y el precio de los vehículos hace que, en estos momentos, sea mejor comprar un coche eléctrico.
Source: Coches