El precio de los combustibles continúa con su incremento y ya alcanza cifras históricas al igual que otros suministros energéticos como la luz o el gas. Esta tendencia, en alza desde el año pasado, se consolida con el conflicto armado entre Rusia y Ucrania como una de las principales causas.
Esta situación afecta de manera directa a los conductores, tanto privados como del mundo del transporte, que ven como se encarece el precio que tienen que pagar por llenar sus depósitos de combustible. Tanto la gasolina como el diésel se mueven en precios medios de 1,7 y 1,6 euros por litro y las previsiones no son nada optimistas.
Por este motivo y para tratar de paliar los efectos de la crisis en el bolsillo, muchos conductores apuestan por buscar las gasolineras más baratas donde poder repostar por entre 10 y 20 céntimos menos por litro. Se trata de las conocidas estaciones de servicio low-cost, que ofrecen carburantes mucho más económicos que aquellos que se sirven en gasolineras de primeras marcas.
Pese al ahorro económico, de hasta 13 euros por depósito, que supone apostar por la gasolina y el diésel low-cost, muchos conductores tienen dudas que les frenan a la hora de acudir a este tipo de gasolineras. ¿Puede este tipo de carburantes afectar a la salud del motor?
La respuesta es no. Los combustibles low-cost pasan los estándares requeridos y regulados por la Ley de Hidrocarburos ya que están gestionados por la misma empresa, CLH. Así, de partida, todo combustible expedido en las diferentes gasolineras es de la misma calidad.
El combustible con aditivos, más caro
¿A qué se deben, entonces, las variaciones en el precio? Pues a distintos factores que entran en juego y que las empresas tienen en cuenta. El primero de todos ellos son los aditivos extra que se añaden a la gasolina o al diésel y que hacen que este pueda ser más o beneficioso para el funcionamiento del vehículo. Eso sí, nunca siendo perjudicial si no llevan estos aditivos.
Esto quiere decir que la gasolina o el diésel low-cost son perfectamente aptos para el coche, aunque haya conductores que prefieran optar por combustibles con aditivos, que pueden mantener limpios los conductores, mejorar el octanaje y por tanto mejorar la potencia del motor o incluso reducir la contaminación.
Dependiendo del tipo de coche que se conduzca o incluso de su consumo por kilómetros puede llegar a ser aconsejable optar por carburantes con aditivos, ya que estas primeras marcas afirman que mejoran los datos de consumo y la cantidad de kilómetros que se pueden recorrer con un mismo depósito.
Menos personal
Pero hay factores que no influyen en una mejor calidad del combustible. Por ejemplo, las estaciones de servicio low-cost tienden a estar ubicadas cerca de grandes supermercados y gestionadas por estas cadenas, por lo que estos centros comerciales tienden a suplir la falta de ganancias del combustible con las compras que los conductores aprovechan a realizar al mismo tiempo que llenan el depósito.
También ahorran gasto en personal. Las gasolineras más baratas tienden a ser autoservicio, lo que abarata el coste del combustible. Se estima que los trabajadores suponen hasta el 60% de los gastos que tiene que afrontar una gasolinera, por lo que no contratar personal repercute directamente sobre el precio al que puede venderse el combustible.
Source: Coches