Los fabricantes de automóviles no solo buscan desarrollar mejores y más potentes motores. Con los avances de la tecnología también se intenta aumentar la seguridad al volante y reducir uno de los factores de riesgo que más incidentes provoca: el ser humano.Los detectores de fatiga de los vehículos más modernos avisan cuando detectan un comportamiento irregular o indican cuándo tomar una pausa después de varias horas de conducción. Aunque no en todos los modelos vienen de serie, el Consejo Europeo de Seguridad del Transporte pretende que, a partir de 2022, todos los vehículos de menos de 3.500 kilos lo lleven incorporado.Está claro que son útiles, pero ¿cómo funcionan? Los primeros sistemas de este tipo eran algo más rudimentarios, aunque había algunos que detectaban la (excesiva) relajación del cuerpo a través de unas láminas en el volante que detectaban la presión que hacen las manos al conducir. Ahora pueden percibir hasta cambios en el parpadeo o en el movimiento de los ojos.Básicamente, los detectores de fatiga analizan el patrón de comportamiento del conductor. Cuando este sale de la norma o empieza a comportarse extraño, el coche avisa. Una unidad de mando detecta si ponemos o no los intermitentes, cómo pisamos el acelerador, si pisamos las líneas de la carretera o incluso si giramos el volante con brusquedad. Todas estas acciones, una vez procesadas por el vehículo, le dan la respuesta de si estamos o no cansados.Los automóviles más modernos tienen incluso cámaras frontales que graban las expresiones faciales. Si estas cámaras detectan que la cadencia de parpadeo aumenta o cambia, o incluso que la mirada se desvía y se deja de prestar atención a la carretera, el coche nos avisará ya que considerará que estamos cansados. De todas formas, pese a que el vehículo nos avise, depende de nosotros tomar la decisión de parar y descansar.
Source: Coches