A principios de los años 40 del siglo pasado Jeep sorprendió al mundo con el “Willys”, un todoterreno militar de reconocimiento estadounidense cuya ligereza, funcionalidad y capacidades 4×4 lo convirtieron en una herramienta fundamental para el ejército. Allí empezó la leyenda de Jeep, y tan solo seis años más tarde vio la luz la primera versión pick-up de este modelo, el Willys Overland, la génesis del que en esta ocasión hemos tenido ocasión de probar en su presentación.
Habitual en el mercado americano hasta los años 90 (con diferentes denominaciones), el concepto pick-up asociado al Gladiator se recuperó en 2020 y este año, en el que se cumple el 80ª aniversario de Jeep, la marca ha decidido traerlo a Europa.
Sobre la base del Jeep Wrangler, toda una garantía en cuanto a prestaciones todo terreno, el Gladiator añade una caja de carga de 1,53 metros y tiene una longitud total de 5,5 metros, con casi 3,5 de distancia entre ejes.
Sus aptitudes “físicas” para rodar fuera del asfalto son tan espectaculares como su aspecto, con el poderoso frontal de siete ranuras como rasgo más característico, faros LED, grandes ruedas de 18 pulgadas y una altura libre al suelo de 253 milímetros, que entre otras muchas cosas le permite tener una capacidad de vadeo de 76 centímetros.
La caja trasera tiene un volumen de 1.005 litros, puede cargar hasta 613 kg de peso, cuenta iluminación propia en los laterales y dispone de anclajes para fijar todo tipo de objetos para el transporte. El cobertor es de lona, pero también se puede optar por uno rígido del color de la carrocería.
Un rasgo que diferencia a este Gladiator de otros pick-up es que, como el Wrangler, también puede abatirse el parabrisas o desmontar las puertas para ganar en versatilidad o adaptarse a diferentes usos y entornos.
En cuanto al interior, la cabina es amplia y también modulable, con unos acabados que sorprenden por su calidad. Hay multitud de huecos portaobjetos y compartimentos cerrados, y además está preparado para que se pueda limpiar incluso con manguera.
El salpicadero es muy vertical y en el centro destaca la pantalla (de 8,4”) del sistema multimedia Uconnect, la cual se une a la otra interfaz digital de 7 pulgadas del cuadro de instrumentos para proporcionar mucha información y acceder a las diferentes opciones de configuración y conectividad.
El propulsor que dinamiza al Gladiator es un diésel de 3 litros y seis cilindros en V que rinde 264 caballos de potencia, cifra que arrastra sobradamente las 2,4 toneladas que pesa el conjunto. Está asociada a una transmisión automática de 8 velocidades y cuenta con un sistema de tracción total Select-Trac con cuatro modos de conducción: 2H (tracción a las ruedas traseras), 4H Auto (tracción total permanente), 4H Part-Time (tracción total de uso temporal) y 4L (tracción total con reductora).
Adicionalmente, el Gladiator dispone de un diferencial trasero de deslizamiento limitado que aporta fuerza y agarre extra en situaciones de baja adherencia, como al conducir por arena, tierra, nieve o hielo. También equipa un selector de velocidad para ascenso y descenso, entre 1 y 8 km/h, para mantener un ritmo estable en ciertas maniobras.
Con semejante portento mecánico, queríamos saber qué daba de sí el Gladiator en acción, para lo que dispusimos de un recorrido off road muy lento y virado, con continuas subidas y bajadas que ni en sueños hubiéramos pensado que podrían ser transitables por un coche, y menos de 5,5 metros de largo.
Y es que con el Gladiator lo difícil se hace tremendamente fácil. Con la reductora puesta, midiendo bien los ángulos de giro y actuando con la preceptiva cautela, este Jeep pasa todos los obstáculos sin despeinarse, sin importar las inclinaciones, los giros cerrados y las irregularidades del terreno, la suspensión se adapta perfectamente y el sistema de tracción hace el resto. Solo es necesario coger con firmeza el volante y actuar sobre acelerador y freno con suavidad. El motor siempre aporta la potencia necesaria, y además se apoya en unos colosales 600 Nm de par por debajo de las 2.000 rpm.
En carretera no lo pudimos poner a prueba, pero en las zonas más despejadas de los caminos rueda con notable aplomo y una gran estabilidad. Tampoco hay que olvidar que con la potente mecánica diésel que equipa, el Gladiator es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en solo 8,6 segundos y alcanzar los 173 km/h de velocidad máxima, prestaciones francamente interesantes para un todoterreno de este tamaño y peso.
Acceder a un vehículo tan especializado y exclusivo como este, que ya está a la venta, desde luego tiene un precio, que arranca en los 73.300 euros de la versión Overland. En este nivel, el equipamiento es muy completo tanto en tecnología como en conectividad, pero lo es más en el acabado Launch Edition, que por 78.000 euros añade a la extensa dotación de serie elementos interesantes como la cámara delantera para maniobras off-road, control de crucero con función de parada, avisador de ángulo muerto con control de cruce marcha atrás, luces de carretera automáticas e incluso un altavoz inalámbrico portátil.
Jeep también ofrece una financiación especial para el Gladiator Launch Edition consistente en una cuota de 399 euros durante tres años, con una entrada de 18.825,13 euros y tres años de garantía y mantenimiento incluidos.
Source: Coches