GUILLE LLOPIS
- La compañía sueca fabricará los modelos XC90 y Uber los adquirirá e implementará en ellos su tecnología de conducción autónoma.
- La empresa americana ha creado una división específica para desarrollar estas tecnologías tras adquirir Otto, una start-up de camiones autónomos.
- Sensores, láseres, cámaras, receptores GPS y radares permitirán a los coches moverse por sí mismos sin intervención humana directa.
Volvo y Uber se alían para el futuro. Dos de los gigantes de la movilidad a nivel mundial, la compañía automovilística sueca y la empresa tecnológica americana de transporte privado, aúnan sus fuerzas para desarrollar conjuntamente una generación de coches totalmente autónomos. Una inversión conjunta de 300 millones de dólares es el punto de partida de la que ambas compañías esperan que sea la primera flota de coches completamente autónomos del mundo.
Volvo fabricará los vehículos base (del modelo XC90), que posteriormente adquirirá Uber para implementar en ellos los sistemas que los conviertan en autónomos. Ambas pondrán en común sus avances para fletar decenas de vehículos que, por sí mismos, recorran (inicialmente) Pittsburgh al son de las reservas que los usuarios hagan desde sus teléfonos móviles. Según cuenta Bloomberg, a finales de 2014 el CEO de Uber, Travis Kalanick, se desplazó hasta la ciudad de Pennsylvania para contratar a algunos de los mejores expertos del mundo en vehículos autónomos, que por entonces trabajaban en el departamento de robótica de la Carnegie Mellon University.
La ciudad natal de Andy Warhol fue la plataforma de salida para cientos de ingenieros y expertos en robótica que pasaron a trabajar en el desarrollo del proyecto de Uber con un objetivo definido: reemplazar al millón de conductores humanos que la empresa de transporte tiene en todo el mundo por coches autónomos tan pronto como fuese posible.
Para ello, Uber utilizará los XC90 fabricados por Volvo, pero los transformará para que no necesiten de intervención humana en sus desplazamientos con decenas de sensores con cámaras, láseres, receptores GPS y radares. La empresa tecnológica no espera que la generación que desarrollan conjuntamente esté lista antes de 2021, pero mientras tanto la flota circulará a modo de prueba con supervisores sentados en el asiento del conductor que se aseguren de que no se produce ninguna incidencia.
Pacto extensible
Además del acuerdo entre Uber y Volvo, una operación paralela realizada por la empresa norteamericana puede tener gran influencia en el resultado final de las investigaciones. La adquisición de la compañía Otto por parte de Über supone la suma a su cartera tecnológica de la innovación desarrollada por Otto, cuyos camiones autónomos recorren 1.200 millones de millas mensualmente por carreteras de Estados Unidos.
El pacto alcanzado entre Uber y Volvo, al que se suma la absorción de Otto, no termina ahí: la empresa que dirige Travis Kalanck sigue rastreando la industria de la robótica en busca de nuevos fabricantes, desarrolladores tecnológicos e ingenieros con los que aliarse para la consecución de su objetivo final.
En el caso de Otto, según informaciones de la propia compañía, sus tecnologías permiten a los vehículos en los que se implementan girar por sí mismos en autovías (como se aprecia en el vídeo que aparece sobre estas líneas), liberando así al conductor incluso para descansar durante los trayectos. Algunas de las innovaciones de Otto serán incluidas a la flota de coches de Uber, cuyo equipo encargado del desarrollo de vehículos autónomos lidera ya Anthony Levandowski, cofundador de Otto y veterano del sector tras su paso por Google.
Según los datos de la Agencia de Transportes del gobierno norteamericano, el 70% de los productos que se adquieren tiene en el transporte de larga distancia por carretera un elemento vital. Por ello, y por los “cientos de miles” de accidentes que, según Otto, los camiones registran cada año en vías americanas, tratan de avanzar hacia una tecnología “más segura”, cuyo máximo exponente sea la conducción autónoma de grandes vehículos.
Suma de tecnologías
Uber va a empaparse del conocimiento de Otto, que sumará al propio, para convertir en realidad este proyecto. Para ello, tal y como ya puede verse en los camiones de la compañía que ha adquirido el gigante americano, los vehículos serán acondicionados hasta el último detalle para hacer su conducción autónoma eficiente y segura: se les instalará un sistema inteligente de última tecnología con un software que trabaje simultáneamente a todos los elementos de hardware que también llevará el coche. Los sensores, cámaras, láseres y receptores GPS transmitirán constantemente información al software, que por medio de su inteligencia artificial podrá tomar decisiones en tiempo real para modificar su ruta previamente establecida y responder ante cualquier incidencia que se le presente en el camino.
Según informan fuentes de la compañía Otto consultadas por 20 Minutos, los tradicionales conductores de camiones pasarán a ser meros «supervisores», lo que permitirá alargar los recorridos de los vehículos muchos kilómetros más que si dependiesen de la conducción humana con todos los factores que intervienen en esos casos: fatiga, despistes o faltas de concentración. La principal máxima que se persigue con la conducción autónoma es, precisamente, la seguridad. En fomentar ese aspecto tiene mucho que ver la telemetría: se trata de un sistema que permite la monitorización, medición y control de distintas variables cuya información arroja el coche en cada movimiento. Una de las obsesiones de Uber, de la que dicen que derivan muchos de los accidentes de tráfico, son las frenadas bruscas.
Evitar los frenazos (también los acelerones) supone para la compañía un avance en seguridad. Por ello, ha instalado en sus coches un sistema para analizar el comportamiento al volante de sus conductores y evitar las actitudes agresivas sobre el asfalto. La información recogida, cotejada con opiniones y valoraciones de usuarios acerca de chóferes concretos, sirve a Uber para fijar patrones de conducción cuyo análisis y corrección se traduce en una mejora del servicio, de la eficiencia de los vehículos y, finalmente, de la experiencia del usuario.
Pero, además de hacer que el coche se mueva con fluidez y no tenga accidentes, es importante poder optimizar las rutas para ganar tiempo en la ciudad. Uber, antes de cada trayecto, siempre informa al usuario del tiempo estimado de llegada hasta su destino. Esta medición tiene que jugar con una gran cantidad de información para poder ser fiable: además de los imprescindibles mapas, el estado del tráfico en tiempo real y los límites de velocidad son tenidos en cuenta por un robot llamado Gurafu, que aplica el algoritmo con todas las variables y es capaz de ofrecer al usuario información precisa en cualquier circunstancia. Gurafu se une a Flux, el primer motor de cálculo de la compañía, y junto a las señales que reciben de los satélites GPS permite calcular, sin caer en generalidades, cuánto tendrá que esperar un usuario desde que solicita un coche hasta que se sube en él.
Source: Coches