JUAN FERRARI
- A medio camino entre internet y la automoción, atrae empresas de ambos sectores.
- Son muchas compañías las que llevan años desarrollando prototitos y tecnologías.
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Hoy ya no se duda de que el coche autónomo, es decir, que no necesita ser guiado por conductor, es una realidad. La incógnita es cuándo empezará a circular por las carreteras, y los expertos apuntan a que será pronto. Belén Aranda, responsable en la multinacional Bosch –fabricante de componentes de automoción y encargados de desarrollar la tecnología del coche autónomo–, lo reitera: «A partir de 2020, las tecnologías necesarias para una conducción altamente automatizada alcanzarán su madurez». La industria está barajando de forma unánime esa fecha.
Sí, pero con matices. Felipe Jiménez, experto en coches autónomos del Insia (Centro Superior de Investigación del Automóvil, perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid) comenta que «la parte técnica está prácticamente resuelta para entornos controlados, es decir, autopistas, pero llevará más tiempo en entornos complicados como las ciudades». En eso también coincide la industria.
Bosch lanzará en 2020 un coche que será capaz de circular sin asistencia humana por las autopistas, pero la automatización total tardará varios años más en llegar. Cinco o diez, pero no muchos más. De momento, algunas automovilísticas ya han anunciado que en 2020 lanzarán un coche sin conductor. Entre ellas, el grupo francés PSA (Peugeot y Citroën), Nissan-Renault o la china Baidu, pero también empresas tecnológicas que se han subido al carro.
Google, que lleva investigando desde 2009, ha anunciado que tendrá listo el suyo en 2020 y se rumorea que Apple también está trabajando en uno que podría ver la luz en esa fecha. Sin embargo, primero habría que ponerse de acuerdo sobre qué se entiende por coche sin conductor, según su grado de autonomía. Está por ver si estos modelos serían capaces de moverse en cualquier entorno por complejo que sea, es decir, por grandes ciudades con tráfico horrible.
Quizá por no estar claro qué se entiende cuando se habla de ‘coche autónomo’ el resto de fabricantes son, simplemente, más prudentes en sus previsiones. Lo que no significa que no estén trabajando en ellos. Volvo, uno de los pioneros, Ford, Land-Rover, Jaguar, General Motors, Mercedes, el grupo Hyundai-Kia, Audi, BMW y Toyota, entre otros, tienen prototipos circulando en pruebas por las carreteras de varios países, incluyendo España.
¿Cuánto costará?
Poco importa si será en 2025 o 2030. El coche sin conductor llegará, aunque la pregunta es a qué precio. «El sistema Lidar que utiliza el prototipo Koola de Google cuesta 60.000 euros», apunta Jiménez. Este sistema, encima del techo del coche, es una especie de radar de luz, que en vez de ondas de radio, lanza haces de luz en 360 grados, con los que detecta los objetos, y su programador determina los huecos vacíos por los que puede circular el vehículo.
«Los fabricantes están investigando para obtener sensores más baratos que pueden realizar la misma función. Por supuesto, cuantos más sensores, más información, pero encarece el coche y además supone una mayor complejidad para que el ordenador procese y aúne tal volumen de datos», declara el experto del Insia. «El precio final es difícil de estimar, aunque hay estudios que muestran que los clientes están dispuestos a pagar por las funciones de conducción automatizada», dice Aranda.
Además, el coche autónomo diferirá de los actuales. «Requerirá cambios en la arquitectura global del vehículo. La gran cantidad de datos que tienen que gestionar los sistemas de conducción automatizada requiere de una electrónica potente y fiable», declara la experta de Bosch, que matiza que «la conducción automatizada afecta al conjunto: sensores, sistema de frenado, dirección, propulsión, instrumentos de visualización, navegación y a la conectividad dentro y fuera del coche».
Barreras legales y sociales
Pero los coches no son los únicos que deberán adaptarse. Aunque el vehículo autónomo no necesitaría ‘comunicarse’ con otros coches y con la carretera, sería un plus de seguridad. Por eso, se habla de adaptar las infraestructuras y ciudades para que lancen mensajes que los coches podrían captar y disponer así de información precisa y actualizada.
«No supondría mucha inversión en las autopistas, la mayoría ya cuentan con fibra óptica para emitir mensajes», dice Jiménez. «El único requisito es que la calzada y los elementos de señalización estén en buenas condiciones», dice Aranda. En cualquier caso, ciudades como Londres ya se han ofrecido a Google para que pruebe su coche con tráfico real y están dispuestas a realizar inversiones para que las megaurbes se conviertan en entornos adaptados a este tipo de vehículos.
Coches e infraestructuras estarían listos en no más de una década, pero la llegada de la conducción totalmente automatizada, en la que desaparezcan volante y pedales, requiere de otros cambios quizá más difíciles de valorar en el tiempo: legales y sociales.
La Convención de Viena de 1968, en vigor, dicta que los conductores deben mantener el control de su vehículo en todo momento. Además, todos y cada uno de los países deben aprobar en sus legislaciones la conducción autónoma y despejar dudas como quién es responsable en caso de accidente: el fabricante o el dueño. Lo cual modificará el seguro del automóvil.
Sin embargo, en abril se modificará la Convención de Viena, lo que «muestra la voluntad política de allanar el terreno», declara Aranda. La decisión de varios países, incluida España, por facilitar pruebas de coches autónomos en carreteras con tráfico real es otra muestra de esta voluntad política. En el fondo, el coche autónomo contribuirá a reducir la siniestralidad, la congestión del tráfico e, incluso, los niveles de contaminación.
El social es un cambio un poco más complejo, pues los conductores han de asumir que deben ceder el control a la máquina. De momento, Aranda considera que durante décadas convivirán los coches conducidos por humanos y los autogestionados, e incluso los autónomos donde el conductor pueda elegir pilotar cuando le apetezca, como el prototipo de Volvo. Lo cual supone una convivencia difícil. Los escasos accidentes sufridos por prototipos de Google se han debido a los otros conductores. En definitiva, el coche autónomo cumple las reglas, mientras que los conductores no siempre lo hacen. «Veremos hasta dónde llegamos», sentencia Felipe Jiménez.
Entre los pioneros en pruebas
El pasado noviembre, la DGT sorprendió al anunciar que quedaban permitidas las pruebas de coches autónomos por las carreteras españolas. A los pocos días, el grupo francés PSA realizaba la primera experiencia de un coche sin conductor con un viaje de más de 500 km entre las factorías del grupo de Vigo y Madrid. España se convierte así en uno de los países pioneros en este tipo de pruebas. No en vano, es el segundo productor de vehículos europeo y el décimo del mundo.