JAVIER MOLTÓ
- Aguantar hasta que llegue el famoso viaje anual de verano para comprobar que todo está en orden antes del trayecto es una idea peligrosa.
- Económicamente, también podemos llevarnos un buen susto por la espera.
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Revisar el coche antes de las vacaciones es mala idea. El coche tiene que estar perfectamente a punto siempre. Ahorrar en estas cuestiones puede resultar muy caro. Las únicas diferencias notables entre un viaje de vacaciones y el uso cotidiano suelen ser la distancia recorrida y el peso de la carga.
Los coches modernos no requieren de cuidados especiales para un viaje de 1.000 kilómetros. Sí es imprescindible asegurarse de que lleva los neumáticos y los frenos en buen estado. Neumáticos en buen estado significa neumáticos con una antigüedad inferior a 3 años (la goma de los neumáticos envejece), con la presión correcta indicada por el fabricante del vehículo en función de la carga del coche y con el dibujo de la banda de rodadura (la zona del neumático que toca con el asfalto) con una profundidad mínima de 4 milímetros.
La profundidad legal mínima es de 1,6 milímetros y como lo marca la ley en teoría es suficiente. Por ello, comprobar antes del viaje que la profundidad es por lo menos de 4 milímetros da la tranquilidad suficiente como para realizar el viaje de ida y vuelta antes de llegar al mínimo legal.
Para medir la profundidad del dibujo del neumático puede utilizarse una moneda y luego medir desde el perímetro de la moneda hasta el dedo el número de milímetros. Pero no basta con poner la moneda en el centro del neumático y medir la profundidad del dibujo. Es imprescindible girar la dirección a tope y mirar bien el desgaste por la parte interior del neumático, el que apenas se ve.
No todos los coches pisan correctamente y es muy posible que el desgaste del neumático no sea uniforme y que en la parte interior asomen los alambres de la carcasa del neumático. En esos casos, el peligro de reventón y de falta de agarre en suelo mojado es muy elevado. La revisión de los neumáticos debe realizarse una vez al mes, como mínimo.
El otro elemento que debemos revisar periódicamente es el nivel de aceite. Nunca es bueno llevar el nivel de aceite bajo, pero en verano es especialmente malo. El aceite sirve para refrigerar muchas partes del motor y, cuando escasea en el interior de los motores, su temperatura sube y hace que algunas zonas del motor trabajen a temperatura más elevada de la recomendada por el fabricante.
En teoría, las pastillas de freno y los amortiguadores deben aguantar sin problemas los plazos establecidos por las revisiones. Aun así, si no tenemos claro si las pastillas de freno están en buenas condiciones de uso, en cualquier taller las revisan en unos segundos.
Conocer el estado de los amortiguadores es menos sencillo. Conviene mirar qué dice nuestro fabricante al respecto y hacerle caso, pero suele ser mejor sustituirlos antes de que estén deteriorados que apurar su uso y llevarnos un susto en una curva o en una frenada porque no cumplen bien con su cometido.
Source: Coches