Todos los conductores en España han tenido o tendrán que pasar alguna vez por el taller, y es que es inevitable que los coches sufran averías o pequeños problemas que deben ser reparados por un profesional. Lo que más tienen en mente los propietarios de los vehículos suelen ser dos conceptos, el del precio final de la factura y el tiempo que estarán sin poder usar el automóvil; eso sí, entran en juego otros muchos factores que pueden parecer una nimiedad, pero que en realidad son importantes.
De esta manera, son muy pocos los usuarios en España que se fijan en la cantidad de combustible que queda en el depósito cuando se deja el coche en un taller. Un mecánico ha reconocido que tanto la falta de gasolina o diésel como el exceso de carburante pueden entorpecer el trabajo de los profesionales, por lo que es fundamental tener en cuenta este factor la próxima vez que haya que dejar el automóvil en manos ajenas para que sea reparado.
Dejar el coche en el taller con mucho combustible
Si se deja el vehículo en el taller con mucho combustible, es muy probable que el mecánico que trabaje con él se vea obligado a vaciar buena parte del depósito de carburante para poder trabajar y llevar a cabo las reparaciones pertinentes. La realidad es que hay ciertos procesos que no se pueden realizar si hay un exceso de combustible en el coche, por lo que es aconsejable no llevarlo totalmente lleno.
Eso sí, el hecho de que no se recomiende dejar el coche en manos de los profesionales con el depósito a rebosar no significa que haya que hacer exactamente lo contrario y llevarlo con apenas unos mililitros de combustible, ya que eso también puede ser bastante perjudicial. Por ello, lo mejor es llevarlo con una cantidad intermedia: ni tiene que estar en la reserva ni tiene que estar a rebosar.
Si los mecánicos se topan con un coche que tiene poco combustible, lo más probable es que tengan que a echar más gasolina o diésel en el depósito. La razón es que en ocasiones tienen que hacer comprobaciones que requieren conducir el automóvil durante varios kilómetros para así cerciorarse de que la reparación se ha llevado a cabo de manera correcta o para poder identificar el problema que tiene el vehículo.
Cuando los mecánicos que trabajan en un taller se ven obligados a repostar con el coche de un cliente, como es lógico, incluirán el precio del carburante en la factura final. A pesar de que no sea una cantidad muy alta de dinero, la realidad es que aumenta el precio de la reparación, algo que no es del agrado de ningún conductor en España.
Source: Coches