20MINUTOS.ES
- Un comandante saca su cámara para hacer fotos de la cabina, se le cae, desactiva el piloto automático y provoca que el avión caiga en picado 4.000 pies, alrededor de 1,2 kilómetros.
- Se trataba de una aeronave de la Royal Air Force británica que volaba hacia Afganistán con casi 200 personas a bordo.
- El piloto achacó el incidente a un «fallo técnico» tras el aterrizaje, pero ahora está siendo juzgado por perjurio.
- Catorce personas resultaron heridas y no pudieron regresar a Reino Unido tras el aterrizaje del avión.
Un avión de la Royal Air Force británica (RAF) se dirigía a Afganistán con casi 200 personas a bordo. Según informa el periódico inglés The Telegraph a través de su corresponsal de defensa, un grave descuido del piloto debido a su «aburrimiento» hizo al avión caer en picado más de 4.000 pies (cerca de 1,2 km). Según la versión del medio británico, el comandante quiso sacar su cámara de fotos para tomar imágenes desde la cabina. La cámara se le cayó y bloqueó algunos mandos del avión, lo que provocó el repentino cambio de rumbo.
La caída en picado hizo que los pasajeros se golpeasen contra el techo y, según la versión contada, literamente pensaron «que iban a morir». Tras el susto, el piloto recuperó los mandos del avión y estabilizó la trayectoria, pero el problema vino después de aterrizar: el piloto mintió en un registro técnico y una encuesta de servicio, y achacó el incidente a un supuesto fallo técnico.
El piloto, de 49 años, niega los cargos de perjurio y falso testimonio en relación con la versión que dio de los hechos, aunque sí admite la negligencia por el uso inadecuado de su cámara fotográfica. La información que recibió el Tribunal Militar de Bulford, el Wiltshire (Reino Unido), fue que, mientras el copiloto salió de la cabina para tomar una taza de té, el piloto decidió tomar una fotografía de larga exposición en pleno trayecto de su avión hacia el Camp Bastion inglés de Afganistán.
El comandante sostuvo su máquina fotográfica, una Nikon DSLR, frente al reposabrazos. Un movimiento del asiento provocó que se atascase entre donde la había colocado su propietario y un joystick que los pilotos utilizan para controlar el avión, al cual empujó hacia adelante, desactivando el piloto automático y provocando que comenzase la caída en picado.
Según uno de los testigos, el descenso fue «inesperado», lo que provocó que los pasajeros salieran despedidos contra el techo. El copiloto consiguió volver a su asiento en la cabina y, junto al piloto, consiguieron retomar el rumbo de la aeronave, pese a que inicialmente ambos estaban empotrados contra el techo.
Andrew Townshend, como se llama el piloto, juró desconocer las causas del suceso (posteriormente lo dijo abiertamente a sus pasajeros). Al parecer, el piloto borró posteriormente todas las fotos que había tomado con su cámara inmediatamente antes del suceso. Los controles efectuados cuando el avión aterrizó en Turquía tras el incidente demostraron que no había ningún fallo técnico y que había sido el propio comandante el que había desactivado el piloto automático.
Días después del suceso, Townshend todavía achacaba lo acontecido a un supuesto fallo mecánico. Incluso el comandante aseguró que la cámara había caído de una estantería, negando que la estuviese manipulando mientras pilotaba, pese a que testigos de la tripulación aseguraban haber visto al piloto «aburrido y sin concentrarse» mientras volaba.
El copiloto, Nathan James, sufrió un corte en la cabeza, se fracturó la espalda y se dañó el sistema nervioso. Otros catorce pasajeros resultaron heridos de tal gravedad que no pudieron volar de vuelta al Reino Unido. Por el momento, el juicio continúa.
Source: Coches