Desde su relanzamiento, el Mini siempre ha sido un objeto de deseo. Con el sello de BMW como destacada carta de presentación, este utilitario, generación tras generación, siempre ha llamado la atención y en esta nueva fase no podía ser menos.
Y no solo hace mucho hincapié en la electrificación, sino que sigue siendo aún más atractivo y diferenciador, sin olvidar la generosa inyección en materia de infoentretenimiento con funciones en este último apartado de lo más variadas y adelantadas.
De momento, la marca ofrece dos unidades de potencia dentro del apartado cero emisiones. Por un lado, el Cooper S, con 184 CV (135 kW) y una batería de 40,7 kWh que firma 305 kilómetros de autonomía, y, por otro, el Cooper SE que monta una batería más grande y se va a los 218 CV (160 kW) y a los 400 kilómetros de autonomía.
Con el primero, que es el que hemos probado, el resultado es brillante para el día a día con unos equilibrados consumos de energía y el garbo que se espera siempre de este modelo.
En este sentido, llaman la atención los distintos modos de conducción disponibles y, de forma especial, el denominado “Go-Kart” que resulta muy deportivo al poder ir acompañado, además, de un sonido artificial de lo más sugerente.
Llegado el momento de recargar la batería, decir que en corriente alterna puede cargar a un máximo de 11 kW, lo que supondría un máximo de unas cinco horas y media para obtener el máximo. En una toma de corriente continua se puede pasar del 0 al 80% en una media hora.
Tan minimalista como tecnológico
Como decíamos antes, el diseño del nuevo Mini vuelve a aportar ese plus de modernidad que le caracteriza y que es difícil de encontrar en sus rivales.
Por dentro, resulta tan minimalista como avanzado en todos los detalles que aparecen en la gran pantalla circular del tipo OLED y 24 cm de diámetro (según la marca es la primera en el mercado con estas características) ubicada como no podía ser de otra forma en el centro del salpicadero.
En este gran centro de datos, en el que también está insertado el cuadro de instrumentos, se concentran prácticamente todas las funciones que no son pocas.
Entre los puntos negativos destacaríamos el reglaje tan primitivo del respaldo de los asientos, mediante un tirador, un habitáculo que es muy comedido en sus dimensiones (además de disponer de solo tres puertas) o un maletero que ofrece una limitada capacidad de carga.
Tampoco se puede esperar más de un coche de 3,89 metros de largo. Eso sí, estas pegas seguro van a pasar desapercibidas para el usuario tipo de este coche que lo que busca con su compra son otras cosas. Sigue siendo un Mini para lo bueno (mucho) y para lo malo.
Disponible desde 35.250 euros (con el acabado Essential) esta vez no podemos hablar de un precio desorbitado en comparación con sus competidores.
Hay que renunciar a algunas cosas, sobre todo en espacio interior, pero a sabiendas que vamos a disfrutar de un buen dinamismo, unos bajos consumos de energía y de una solución estética que no pasa desapercibida entre el tráfico.
Source: Coches