El primer y más grande SUV de la marca checa se ha actualizado recientemente, y lo cierto es que los cambios son bastante leves. Es el resultado de un buen trabajo inicial de desarrollo, que solo ha necesitado de unos pequeños retoques en el exterior que afectan básicamente a los grupos ópticos delanteros y traseros, a los paragolpes y a algunos elementos decorativos del interior.
Seguimos, por tanto, ante un imponente SUV de casi 4,7 metros en el que prima por encima de todo la amplitud y el confort interior, en el caso que nos ocupa con el valor añadido de las dos plazas “extra” que se pueden pedir de manera opcional. Vamos, que es un práctico “siete plazas” si lo necesitamos.
Otra particularidad importante de la unidad sometida a prueba es su acabado deportivo Sportline, que dentro de la gama Kodiaq se diferencia por las molduras en color negro en la parrilla, faldones, o la inscripción de la marca y el nombre del modelo, en lugar de las habituales cromadas.
El interior presenta también detalles decorativos en símil carbono de color oscuro, volante con piel perforada y, sobre todo, unos asientos deportivos que sujetan muy bien el cuerpo.
Del puesto de conducción destaca el cuadro digital Virtual Cockpit personalizable en combinación el sistema multimedia táctil de 9,2” encastrado en el centro del salpicadero, los cuales se convierten en el centro digital y funcional del coche, dejando como únicos mandos “físicos” los de la climatización en el centro de la consola central.
Gracias a la gran envergadura del coche, que aunque es un SUV mediano es de los más grandes, las plazas traseras son amplias en anchura y en espacio para las piernas. La banqueta se puede deslizar longitudinalmente unos centímetros, lo que permite adecuar el espacio del maletero o de la tercera fila de asientos según la necesidad.
Esa tercera fila se compone de dos asientos independientes de tamaño compacto en los que caben adultos de altura media, pero el acceso exige a los ocupantes cierta flexibilidad y las piernas quedan en una posición elevad, lo que puede resultar algo incómodo en trayectos largos. Con ellos plegados, el maletero resultante deja un piso plano y unos más que interesantes 560 litros de capacidad. Gracias a la alta modularidad de este Skoda, la capacidad máxima de carga llega hasta los 2.000 litros.
Gran potencia y empuje
El motor que impulsa a este Kodiaq es un diésel de dos litros que desarrolla 200 caballos de potencia y está asociado a un cambio automático DSG de 7 velocidades y a un sistema de tracción total con el que es posible ir más allá del asfalto, habida cuenta de que este modelo tiene una altura al suelo de 19 cm.
La postura de conducción es elevada y confortable sobre los asientos deportivos envolventes que incorpora esta versión. La palanca que activa el cambio es grande, en contra del “minimalismo” actual, y también hay levas en el volante para actuar sobre él de forma manual.
El motor no es ruidoso, o al menos no se percibe una gran sonoridad desde el interior. A pesar del tamaño, este modelo se mueve y maniobra bien en entornos urbanos, pero cuesta encontrar sitio para aparcar en la calle, si se vive en una gran ciudad. No obstante, su mejor cara la muestra en carreteras rápidas tipo autovía o autopista, donde prevalece un sensible confort de marcha.
Este Skoda tiene hasta cinco perfiles de conducción: Eco, Comfort, Normal, Sport, Individual (configurable) y Snow (para piso deslizante), que se activan mediante un botón situado en la base de la palanca de cambios o a través del sistema de infoentretenimiento. Cada uno preconfigura la respuesta del motor, dirección y cambio al tipo de conducción, pero en los tres primeros no se perciben grandes cambios en la práctica.
En todos los casos, eso sí, cuando se demanda potencia pisando el acelerador con determinación, la respuesta del motor TDI es del todo contundente, y el empuje se hace notar, sobre todo, en regímenes bajos y medios.
Dado el volumen y peso del conjunto, en las zonas más reviradas se percibe cierto balanceo de la carrocería, pero al ritmo y velocidad adecuados la pisada es firme sobre el asfalto. Fuera de carretera, al menos por caminos sencillos por los que hemos transitado brevemente durante nuestro test, el Kodiaq se comporta con solvencia.
En cuanto al consumo, el que este Skoda no cuente con ningún tipo de hibridación y que arrastre un peso cercano a los 1.800 kg provoca que hayamos registrado 7,5 litros a los 100 km, si bien casi la mitad del recorrido en esta ocasión ha sido por ciudad y ahí se ve más penalizado.
Un precio a la altura
Si nos encajan las características generales del Skoda Kodiaq, este modelo está disponible desde 36.500 euros con motor gasolina TSI de 150 CV y por 40.750 con el diésel de igual potencia, pero la variante deportiva Sportline con motor TDI de 200 CV, cambio DSG y tracción 4×4 se alza hasta los 51.555 euros sin descuentos, a lo que hay que añadir 890 de la opción de las siete plazas.
Es un nivel de precio bastante alto, pero es un coche de total polivalencia, muy potente, que además está apoyado por un elevado y distintivo nivel de equipamiento que incluye de serie, entre otras cosas y además de lo ya descrito, luces LED matriciales, llantas de 19 pulgadas, portón de apertura eléctrica, luz ambiental, climatizador, conexión inalámbrica para smartphones, sensores de aparcamiento, cámara trasera, control de velocidad de crucero adaptativo y llamada de emergencia.
FICHA TÉCNICA
Motor: diésel.
Potencia (kW/CV): 147/200.
Cambio: automático, de 7 velocidades.
Largo (mm): 4.697.
Ancho (mm): 1.882.
Alto (mm): 1.681.
Maletero (litros): 560.
Velocidad máxima (km/h): 216.
De 0 a 100 km/h (seg.): 7,8.
Consumo medio (l/100 km): 6,6.
Emisiones CO2 (gr/km): 174.
Precio (euros): desde 51.555 euros.
Source: Coches