Las temperaturas extremas, tanto altas como bajas, afectan a la mecánica y la estética de nuestros vehículos. Ni en invierno ni en verano deberíamos dejar los coches estacionados en la calle, pero es verdad que no todos los conductores tienen acceso a un garaje o disponen de una plaza de parking cubierta.
La luz directa del sol sobre nuestro automóvil puede dañar seriamente la carrocería y la pintura, debilitando su color y su brillo. Pero más allá del daño estético, el calor también puede afectar a algunos componentes mecánicos del coche (debido a su material) además de hacer imposible conducirlo nada más arrancarlo después de un rato al sol.
Así que si este verano te vuelve a tocar aparcar tu coche al sol o en un día que vayas a la playa no encuentras aparcamiento en la sombra (que suele pasar muy a menudo), aquí tienes cinco consejos que puedes seguir para reducir los daños. No te evitarán que la temperatura interior del coche alcance la de un horno, pero si limitarán las agresiones de los rayos del sol.
Source: Coches