Los timadores aprovechan el estrés del recepcionista de las estaciones de servicio, así como las prisas del empleado encargado de suministrar la gasolina para no pagar la cuenta o, en su defecto, marcharse con más dinero.
Desde el clásico simpa, hasta técnicas aprovechando el descuido o la falta de atención del personal a la hora de echar la gasolina. Este último consiste en achacar al empleado que ha suministrado gasolina por valor superior al que realmente se ha pedido para que tenga que hacerse cargo el trabajador del error e irse con más gasolina de la que ha pagado.
Aprovechan cualquier descuido del personal para ya no solo no pagar, sino llevarse dinero, el cambiazo de toda la vida. El timador en cuestión va con un billete de alto valor a la caja, acto seguido pide al empleado cambio por billetes más pequeños y una vez recibidos, dice que se ha equivocado y que se refería a billetes por otro valor. Con el baile de billetes y la cola que se forma en la caja, el cajero puede perder la cuenta y devolver de más. También se ven casos de clientes que dicen haber pagado con un billete más alto del que ha recibido el dependiente.
Los timos van evolucionando con la tecnología y no solo pasa en el caso del dinero en efectivo, también cuando se paga con el móvil. El delincuente llena el depósito de su vehículo con una cantidad de valor inferior a 50 euros. Una vez ahí pide el datáfono, pone el móvil encima, suena el pitido que confirma el pago y se marcha. Hasta ahí todo correcto. El truco consiste en que el delincuente tiene grabado en el móvil el sonido que emiten los datáfonos cuando aceptan una operación y lo reproduce para confundir al encargado de cobrarle. Luego se va rápido, antes de que este se dé cuenta de que la transacción no se ha producido.
Debido a esto, se está pidiendo una atención extrema a los dependientes para que no dejen ir a ningún cliente antes de comprobar el ticket, así como a la hora de dar el cambio y suministrar la gasolina.
Source: Coches