Cuando nuestro coche sufre una avería, se desencadena todo un proceso al que hay que enfrentarse con la mejor actitud posible pero que, siendo sinceros, puede generar verdaderos dolores de cabeza. Y es que desde tener que ir al mecánico hasta decidir qué hacer con el vehículo, todo pueden ser problemas.
Dependiendo de la avería que haya sufrido el vehículo, de si en el taller nos hacen un buen diagnóstico o nos dan malas noticias y, obviamente, del presupuesto que nos facturen, muchos conductores se plantean qué opción es la más rentable: sustituir o reparar.
Y en el momento en el que se abre esta posibilidad surgen infinidad de dudas y preguntas. El cariño que se le tenga al coche en cuestión, el presupuesto a disposición y la economía familiar o la necesidad de disponer sí o sí de un vehículo por varios motivos son algunos factores que entran dentro de la ecuación. Pero, si de verdad quieres hallar la solución, lo mejor es que te plantees estas cinco claves y las respondas con sinceridad:
– ¿Cuántos años tiene tu coche? Si pasa de los 12 o los 15 años, quizás debas replantearte la compra. Ojo, esto no quiere decir que todos los vehículos de más de 10 no sean útiles, pero en algunos casos la edad no perdona.
– ¿Cuántos kilómetros has hecho con él? Una larga distancia recorrida y acumulada pasa factura a la mecánica de un coche. Una gran cifra en el cuentakilómetros acompañada de una edad elevada podría ser indicador de que tu vehículo ya ha sufrido bastante.
– ¿Cuánto consume? Los coches viejos consumen casi el doble que los nuevos motores. Si el tuyo tiene más de 10 años, ha sufrido una avería grave y además tu gasto en combustible mensual es exorbitado, quizás esta era la excusa que estabas esperando para cambiar de vehículo.
– ¿Es seguro? Con el avance de la automoción, los coches modernos son cada vez más seguros. Quizás la avería que has sufrido también afecta a este aspecto de tu turismo y lo mejor será sustituirlo.
– ¿Cuánto te va a costar la reparación? ¿Sufre averías a menudo? Estos dos interrogantes son los más determinantes. Si el coste de la reparación es asumible y es la primera vez que te falla el coche, quizás podrías mantenerlo. Pero si te va a costar demasiado y, además, estás cada dos por tres en el taller, parece que es blanco y en botella.
Source: Coches