Mar. Abr 16th, 2024

El Kuga de Ford es uno de los SUV más equilibrados del mercado. Lo es por su tamaño, que aunque esté entre los compactos es de los más grandes con sus 4,6 metros de longitud; lo es por su imagen, diferente y estilizada respecto a los productos más tradicionales, y lo es por su extensa gama mecánica, que prácticamente lo tiene todo.

Efectivamente, el Kuga se puede elegir con motor gasolina, diésel, con hibridación ligera (MHEV), híbrido enchufable (PHEV) y, desde hace pocas semanas, con un sistema híbrido convencional (FHEV) que es una de las opciones con etiqueta “Eco” de la DGT de la gama y la que probamos en esta ocasión.

Decíamos que las formas del Kuga se alejan de lo tradicional, y lo cierto es que parece incluso más pequeño de lo que realmente es. Llaman la atención los grandes y alargados faros delante y detrás y la deportividad que le confieren los paragolpes, alerones y la doble salida de escape cromada de esta versión ST Line X.

Por dentro el espacio es amplio, no en vano 2,7 metros de distancia entre ejes dan para mucho. Las plazas delanteras tienen unos asientos deportivos bastante confortables, mientras que las traseras ofrecen muy buen espacio para los ocupantes. La banqueta de la segunda fila se puede deslizar 15 cm hacia delante o detrás, y esto hace que el volumen del maletero pase de 411 a unos más que suficientes 585 litros de capacidad, que es menos que lo que ofrecen las versiones térmicas (hasta 645 litros) por la presencia de la batería.

El sistema híbrido se compone de un motor gasolina de cuatro cilindros, 2,5 litros y 150 caballos en combinación con otro eléctrico de 92 kW y una batería de 1,1 kWh. En total este Kuga ofrece la nada despreciable cifra de 190 CV de potencia.

Puestos al volante, y como es habitual en los híbridos no enchufables, el coche se mueve a bajas velocidades con electricidad, una ventaja en términos de consumo al arrancar y cuando hay tráfico denso en ciudad. Cuando se demanda más potencia, o la batería se agota, entra en funcionamiento el motor de combustión, que por cierto no es excesivamente ruidoso.

El Ford Kuga es grande y no es de los que más capacidad de giro tiene, pero se defiende bien en la ciudad. Fuera de ella es muy agradable su uso, tiene un rodar muy confortable en autovía y nunca falta potencia cuando la necesitamos. La suspensión, aún siendo deportiva en esta versión, ofrece un elevado confort de marcha y también da seguridad en zonas reviradas, con menos inercias de las esperadas para ser un SUV, aunque es un vehículo de 1.700 kg y se nota. También es destacable el tacto y la capacidad del equipo de frenos, que contribuyen a una conducción muy segura.

El funcionamiento del sistema híbrido se puede “monitorizar” fácilmente mediante el cuadro de mandos digital y el apartado dedicado en el sistema multimedia SYNC 3 de que dispone el Kuga.

Como la batería es pequeña, es muy fácil recuperar energía con la propia dinámica del coche (hay un posición “L” en el cambio para forzar una mayor regeneración), pero en cualquier caso el sistema híbrido actúa automáticamente de la forma más efectiva posible “leyendo” nuestra propia conducción para ser más eficiente.

El Ford Kuga FHEV probado es de tracción delantera, pero hay también una versión 4×4 disponible en la gama. De todos modos, está provisto de varios perfiles de conducción, “Eco”, “Normal”, “Deportivo”, “Resbaladizo” y “Nieve/Arena profunda”, que ajustan la electrónica y la respuesta de motor o cambio (automático) para esas condiciones.

Nosotros realizamos la prueba casi todo el tiempo en modo “Normal”, y tras 400 km obtuvimos un gasto de combustible medio de 6,3 litros a los 100 km, una cifra que si bien supera los 5,6 homologados por la marca, nos parece baja para un coche de tan alta cilindrada y potencia, que además es grande y pesa bastante.

La razón de esto, sin duda, es el trabajo que el motor eléctrico ahorra al de gasolina en ciudad y cuando funciona en marcha, casi siempre a ritmos de velocidad de crucero. Además, nuestra conducción fue exigente en ocasiones, sin primar el consumo, de modo que en un uso normal, con los 54 litros de depósito, es fácil superar los 900 km de autonomía.

El Ford Kuga ST Line X FHEV cuesta 38.821 euros, aunque con campañas y financiación la cifra se puede quedar en 34.964 euros. Este precio incluye la estética deportiva del acabado ST Line, luces LED o llantas de 18 pulgadas, por ejemplo, y a ello se añade suspensión deportiva, acceso y arranque sin llave, cuadro digital, sistema multimedia SYNC 3 con pantalla de 8 pulgadas, control de crucero con limitador de velocidad, climatizador bizona, cargador inalámbrico para el móvil, cámara de marcha atrás y el muy práctico portón con apertura “manos libres” (se hace mediante un gesto con el pie).

También cuenta, por supuesto, con sistemas de ayuda a la conducción, si bien muchos de ellos en paquetes opcionales con sobreprecio. En cualquier caso, esta es de las versiones más equipadas de la gama (por encima solo queda el acabado Vignale) y una gran opción para quien quiera un SUV bonito y versátil con el que viajar de forma eficiente durante centenares de kilómetros sin preocuparse por encontrar puntos de recarga eléctrica y con las ventajas de la etiqueta “Eco” de la DGT en términos de fiscalidad y movilidad en grandes ciudades.

Motor: híbrido gasolina.

Potencia (kW/CV): 140/190.

Cambio: automático.

Largo (mm): 4.614.

Ancho (mm): 1.883.

Alto (mm): 1.680.

Maletero (litros): 411 o 581.

Velocidad máxima (km/h): 196.

De 0 a 100 km/h (seg.): 9.

Consumo medio (l/100 km): 5,6.

Emisiones CO2 (gr/km): 129.

Precio (euros): 34.964 (con descuentos).


Source: Coches

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por admin

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