Hay veces que los términos y siglas que hacen referencia a los elementos y funcionamiento de nuestro vehículo no son tan conocidos. Uno de estos conceptos que sí conviene conocer, ya que usarlos bien nos ayudará a sacar el mejor rendimiento de nuestro vehículo, además de ahorrar en combustible, son las famosas rpm.
Las siglas rpm se traducen en revoluciones por minuto, explicación que puede que a muchos conductores no desvele demasiada información. Las revoluciones por minuto hacen referencia al número de giros completos que hace el cigüeñal de nuestro motor en sesenta segundos. El cigüeñal es el eje que transforma el movimiento lineal, de arriba abajo, de los pistones en un giro, por lo que cada vuelta de este eje sería una revolución.
Gracias al movimiento del cigüeñal se consigue, básicamente, que el coche se mueva. El movimiento lineal del pistón se convierte, gracias a la acción del cigüeñal, en un movimiento de giro que traslada a las ruedas, haciendo que el vehículo avance. Dependiendo de los giros por minuto que haga el cigüeñal se conseguirá que la velocidad de giro de las ruedas aumente y que, por lo tanto, el coche avance más deprisa.
De este regimen de giro del motor depende, por lo tanto, de la velocidad del vehículo, pero no solo eso: también lo hace la potencia disponible que nos entregará el motor y la capacidad recuperación. Para ello, hay que saber usar las revoluciones por minuto, que vienen indicadas en el segundo reloj que vemos detrás del volante y que, habitualmente, viene numerado desde el uno en adelante y va aumentando o disminuyendo según aumentemos la velocidad y las marchas.
Cómo afectan las rpm al consumo de combustible
Las marchas cortas tienden a revolucionar más el motor (la primera, segunda y tercera), mientras que las marchas largas contienen esta cifra. A más revoluciones del motor, más gasto hay en combustible, por lo que cuando veamos que la aguja de las revoluciones aumenta deberemos cambiar a una marcha superior para ajustar las rpm y, así, reducir el consumo de combustible.
Lo aconsejable para el óptimo funcionamiento y consumo en los coches de gasolina es mantener la aguja de las revoluciones entre las 2.000 y las 4.000 revoluciones, aunque lo óptimo es cambiar de marcha a las 2.500 rpm.
En los coches diésel, el rango es más bajo. El funcionamiento óptimo del motor está entre las 1.500 y las 3000 revoluciones y lo aconsejable es cambiar entre las 1.500 y las 2.000 rpm, nunca sobrepasando las 3.500 revoluciones por minuto.
Source: Coches