Lun. Dic 23rd, 2024

Si pensamos en coches deportivos compactos con potencias cercanas a los 300 caballos, muy probablemente los primeros que se nos vengan a la cabeza son coupés como el Porsche 718 Cayman o el Alpine A110S, modelos muy atractivos, y normalmente caros (a partir de 64.000 euros), que si bien permiten un gran disfrute de la conducción, a la hora de viajar tienen limitaciones como las dos únicas plazas disponibles o maleteros en los que cabe los justo, y si acaso para un viaje corto.

Pero la deportividad no está reñida con el sentido práctico, y por eso en el mercado no faltan “musculosas” propuestas de coches compactos más asequibles, caso del Ford Focus ST, Renault Mégane RS Trophy, Audi S3, Cupra León o Volkswagen Golf R, que tienen el valor añadido de ofrecer cinco plazas, maleteros con una capacidad importante y, desde luego, una deportividad sorprendente, mucho más de lo que la gente puede pensar.

Nosotros hemos probado el compacto de referencia: el Volkswagen Golf. La versión “R” es el culmen de casi 20 años de experiencia –el primero fue el Golf R32, lanzado en 2002–, es el más potente que la marca ha producido en serie hasta la fecha y desde luego es el más deportivo de toda la gama.

Aunque la base del Golf es magnífica para crear un coche de altas prestaciones que sirva también para el día a día –ahí está la variante GTI con sus 245 CV o el Clubsport con sus 300 CV–, el “R” da unos cuantos pasos adelante, y no solo por sus 320 caballos de potencia.

Con el modo Race, el empuje del motor turbo es brutal, pero la electrónica se encarga de mantener todo en su sitio; las marchas se alargan mucho más y el cambio actúa a una velocidad vertiginosa

Exteriormente, por mucho que tenga detalles como los paragolpes con amplias tomas de aire, llantas de aleación ligera de 18 pulgadas, los logotipos “R”, el alerón trasero y las cuatro salidas de escape, que son sus elementos diferenciadores respecto al resto de la gama, nada hace predecir un potencial tan alto.

Por dentro, el diseño es muy similar al de cualquier otro Golf, ahora muy minimalista y digitalizado, pero de nuevo con la “R” presente y discretos detalles en color azul que acreditan, junto a los asientos tipo bacquet, que se está ante un modelo diferente.

Potencia con tracción total

El motor de este Golf R es un fiable 2.0 TSI gasolina de cuatro cilindros en línea que se ha ajustado para extraer de él nada menos que 320 caballos. Está asociado a un cambio automático DSG de 7 velocidades que también se ha calibrado de manera específica, mientras que el avanzado sistema de tracción total 4Motion con R-Performance Torque Vectoring se encarga de transmitir la potencia al suelo gestionando el par no solo entre los dos ejes, sino también entre las dos ruedas del eje trasero y de forma variable. Esta solución, combinada con el bloqueo electrónico del diferencial, asegura la máxima tracción y mucha agilidad en curva.

En cuanto a la suspensión, tiene un ajuste más duro y está rebajada en 20 mm respecto al Golf convencional, pudiendo elegirse de forma opcional la suspensión adaptativa DCC (890 euros), como el modelo probado.

Lo bueno de esta versión, conviene recordarlo, es que permite llevar a cabo una conducción totalmente tranquila, la que se realiza en la vida cotidiana. Para ello se sirve del perfil Comfort, que, junto al Sport, Race e Individual (personalizable) forma parte del equipamiento de serie de esta versión. Con él seleccionado la conducción es suave y confortable, el motor emite el mínimo ruido y el cambio tiene unos desarrollos adecuados para ganar en eficiencia.

En el siguiente peldaño encontramos ya un más brioso modo Sport, con un sonido más intenso y una respuesta del motor y cambio más reactiva, mientras que con el modo Race todo se configura para sacar el máximo jugo a la mecánica. Opcionalmente, como la versión probada, se puede pedir el paquete R Performance, que por 2.325 euros añade los perfiles Drift (para derrapar de forma controlada) y Special (para circuito), además de unas preciosas llantas de 19 pulgadas en color negro y una “deslimitación” de la velocidad máxima para alcanzar los 270 km/h en lugar de 250.

Pero a nosotros nos bastaron los programas “estándar”, sobre todo porque los adicionales conviene utilizarlos, con la mayor seguridad, en lugares acondicionados para ello.

Intensas sensaciones

Así pues, acomodados en los asientos deportivos y con muchas ganas de probar, nos dirigimos a las serpenteantes carreteras de la sierra, donde un coche de estas características se siente mejor.

Los modos de conducción se pueden activar mediante la pantalla táctil de 10 pulgadas o pulsando el botón “R” en el volante multifunción. Para la ocasión seleccionamos el modo Race, con el que cambia automáticamente el diseño del cuadro de instrumentos digital y el motor aumenta su rugido. Con este perfil, en cuanto se pisa el acelerador, el empuje del motor turbo es brutal –este coche acelera de 0 a 100 km/h en solo 4,6 segundos–, pero la electrónica se encarga de mantener todo en su sitio; las marchas se alargan mucho más y el cambio actúa a una velocidad vertiginosa, aunque también se puede manejar manualmente utilizando las levas en el volante.

La dirección es más sensible y directa, y el coche se sitúa en los giros por donde tiene que ir, bien asentado y con movimientos predecibles, siempre sintiendo la potencia al salir de cada curva hasta la siguiente. Eso sí, siempre hay que ser cautos y respetuosos con los límites legales, por lo que marchamos a niveles muy por debajo de lo que el coche es capaz de rendir.

De la conducción destaca también el ajuste de la suspensión, que hace sentir más cualquier irregularidad sobre el asfalto, y la capacidad del potente equipo de frenos para detener los 1.550 kg lanzados, para lo que se vale de discos de gran diámetro (357 mm) delante y detrás.

Otro capítulo destacable, teniendo en cuenta la naturaleza de este coche, tiene que ver con el consumo, pues sin ningún tipo de hibridación y a ritmos altos durante la prueba no subió de los 10 litros a los 100 km. Al final, la media de gasto después de recorrer más de 600 kilómetros fue de 8,8 litros, solo uno más que la cifra homologada por la marca, lo cual está francamente bien.

Desde 50.370 euros

Como se podía esperar, el Volkswagen Golf R tiene una completa dotación de serie en cuanto a equipamiento, además de lo ya dicho: faros LED matriciales, llantas de 18 pulgadas, control de crucero adaptativo, Head-Up display, aparcamiento asistido y lo último en conectividad y ayudas a la conducción, pero lo que realmente se paga es todo lo demás.

El precio de partida con descuentos es de 50.370 euros, una cifra respetable y ligeramente por debajo de competidores como el Audi S3 o el BMW M135i xDrive, ambos con tracción total. Si se desea un coche que reúna pasión, efectividad y sentido práctico, se puede tener todo en el Golf R, un deportivo que sirve perfectamente para el día a día, lo que justifica sobradamente su precio.

FICHA TÉCNICA

Motor: gasolina.

Potencia (kW/CV): 235/320.

Cambio: automático, de 7 velocidades.

Largo (mm): 4.290.

Ancho (mm): 1.789.

Alto (mm): 1.458.

Maletero (litros): 374.

Velocidad máxima (km/h): 250.

De 0 a 100 km/h (seg.): 4,6.

Consumo medio (l/100 km): 7,8.

Emisiones CO2 (gr/km): 176.

Precio (euros): 50.370 euros.


Source: Coches

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por admin