Comprarse hoy en día un coche es una tarea ardua ante la enorme variedad que ofrece el mercado. Obviamente, depende mucho del presupuesto, pero si eso no es una limitación hay mucho que estudiar y valorar. En este sentido, Mini pone las cosas bastante fáciles, porque los modelos de su gama permiten un alto grado de diferenciación y ello puede determinar la opción de compra.
La variante más “campera” y polivalente del Mini es el Countryman, que frente al modelo convencional tiene mayores cotas en todos los apartados: es 27,4 cm más largo; 9,5 más ancho y 17,4 más alto. Vamos, que es un Mini que tiene poco de “mini”, lo que le sitúa en el lustroso y ultracompetido segmento de los SUV compactos (sin ser de los más grandes, eso sí).
La variante híbrida enchufable del Countryman es el Cooper SE ALL4, “apellido” este último que revela su condición de tracción total. El aspecto es robusto y contundente, y aunque el tamaño es mayor se reconoce perfectamente como un Mini, sobre todo por el frontal con los faros redondeados (con LED de serie) y su característica parrilla. Como buen SUV o todocamino, el Countryman tiene protecciones en todo el perímetro inferior y también se distingue por las barras en el techo. De la parte trasera destacan los faros con la forma de la bandera británica, una firma inequívoca de la marca perteneciente al Grupo BMW.
El habitáculo, por su parte, también “huele” a Mini por los cuatro costados, con unos materiales de muy elevada calidad y un original diseño que no tiene parangón en el mercado. Destaca el cuadro de instrumentos digital de 5 pulgadas, una de las últimas novedades, y la esfera central donde se ubica el sistema multimedia de 8,8”, que tiene un marco iluminado que se une al resto de luz ambiental del vehículo.
El comportamiento del coche, aunque es más alto y bastante más pesado que un Mini normal, es bastante equilibrado y no se perciben muchos balanceos
Pero nuestros favoritos son los mandos cromados tipo “avión” de la parte inferior de la consola central, entre los que está el de puesta en marcha del vehículo y los que sirven para elegir el funcionamiento del sistema híbrido y los perfiles de conducción.
Sistema híbrido de 220 caballos
El sistema de propulsión híbrido enchufable de este Countryman SE, el que le otorga la práctica y rentable etiqueta Cero de la DGT (sin limitaciones de acceso a las grandes urbes y con ventajas fiscales), desarrolla una potencia total de 220 caballos, que salen de un motor gasolina tricilíndrico de 125 caballos y de un bloque eléctrico de 70 kW (95 CV), este alojado en el tren trasero. Ambos elementos están conectados a una batería de 10 kWh de capacidad, con lo que este Mini tiene una autonomía eléctrica homologada de 55 km. El cambio es automático de seis velocidades como única opción.
Como híbrido enchufable que es, la energía se puede recuperar conectándolo a diferentes tipos de red. En un punto doméstico de 2,3 kW, el proceso dura 5 horas, de modo que es factible sacar el máximo provecho de la energía eléctrica a diario cargándolo por las noches y con tarifas más económicas, lo que de por sí aporta ventajas.
La presencia del motor eléctrico en el eje trasero tiene una pequeña contrapartida, y es que el depósito de combustible es más pequeño, pasando de los 50 a los 36 litros de capacidad, pero esta cuestión se equilibra con las ventajas propias de la hibridación, que aún permiten muy buena autonomía, sobre todo si se carga todos los días.
También hay una pequeña pérdida en el maletero, que pasa de los 450 litros de la variante térmica a unos todavía muy aprovechables 405 litros. En el lado de las ventajas, una tracción total ALL4 de funcionamiento automático que se sirve de la fuerza y par del motor eléctrico.
Gestión personalizada… o no
La conducción del Mini Countryman Cooper ALL4 SE depende, como es habitual en los híbridos enchufables, de los programas de gestión del sistema y de los modos de conducción. Por defecto el coche administra la hibridación de forma automática (Auto eDrive), pero siempre que haya energía en la batería puede forzarse el uso totalmente eléctrico mediante el programa Max eDrive, que admite una velocidad máxima de 135 km/h sin intervención del motor térmico. Por último está la opción Save, que hace funcionar el motor de gasolina para recargar el motor (junto a la energía de la deceleración o frenadas) y reserva la electricidad para cuando el conductor lo estime oportuno.
Junto a esto hay tres perfiles a elegir, Mid, Sport y Green, que regulan la respuesta de motor, dirección y cambio para una conducción convencional, más deportiva o más ecológica.
En nuestra prueba comenzamos haciendo un mayor uso de la energía eléctrica en ciudad, que es como más combustible se ahorra, y como siempre percibimos la silenciosa pero contundente respuesta del motor eléctrico. No obstante, es recomendable no abusar de pisotones al acelerador, porque la autonomía decae más rápidamente.
Con apenas 20 km de autonomía gastada (45 disponibles al salir), pasamos al modo automático y el perfil Mid en largos tramos de carretera y autopista, siempre con una conducción realmente apacible. Ya en zonas más sinuosas recurrimos al perfil más deportivo, Sport, y además de sentir en mayor medida el potencial de los 220 caballos del sistema híbrido, también notamos la “mano” de BMW en el firme ajuste de la suspensión y una dirección mucho más precisa y sensible.
El comportamiento del coche, aunque es más alto y bastante más pesado que un Mini normal –también pesa casi 150 kg más que el Countryman ALL4 térmico–, es bastante equilibrado, no se perciben muchos balanceos de la carrocería y el apoyo de la tracción total brinda seguridad en todo tipo de situaciones.
Categoría premium
En relación al consumo, del nulo gasto de gasolina en ciudad del inicio de la prueba pasamos a los casi 8 litros de gasto a lo 100 km con el programa Sport y el modo Save, pero la media tras un recorrido muy variado estuvo finalmente en torno a los 6 litros a los 100 km y aún nos quedaron 5 km de autonomía eléctrica. No obstante, si es el uso mayoritario es urbano, la cifra de consumo se puede reducir bastante respecto a la obtenida en nuestro test.
El Mini Cooper ALL4 SE Countryman es un coche híbrido del segmento premium, y como tal se refleja en el precio, con una cifra de partida de 42.900 euros. Hay modelos más grandes y asequibles, claro, pero no tienen el grado de refinamiento con el que Mini dota a sus productos. Eso sí, la versión que hemos sometido a prueba es la denominada Northwood Edition, que incluye un altísimo equipamiento que eleva la factura hasta los 48.900 euros.
A cambio, claro, se obtiene un Mini muy personalizado que incluye llantas de 17 pulgadas y barras de techo en color negro, cristales tintados, techo panorámico, sistema multimedia con navegador, Head-Up Display, carga inalámbrica para móviles, climatizador, sensor de parking delantero y trasero y cámara de visión trasera, entre otros muchos elementos.
FICHA TÉCNICA
Motor: híbrido enchufable, gasolina.
Potencia (kW/CV): 162/220.
Cambio: automático, de 6 velocidades.
Largo (mm): 4.297.
Ancho (mm): 1.822.
Alto (mm): 1.559.
Maletero (litros): 405.
Velocidad máxima (km/h): 196.
De 0 a 100 km/h (seg.): 6,8.
Consumo medio (l/100 km): 1,8.
Emisiones CO2 (gr/km): 40.
Precio (euros): 42.900 euros.
Source: Coches