El GLC es un SUV premium de 4,7 metros de longitud que se sitúa en uno de los segmentos más competidos del mercado. Es un modelo con carrocería clásica que se renovó el año pasado, aunque Mercedes también cuenta en su catálogo con una variante coupé, recientemente puesta al día, para quienes gustan de una estética más deportiva.
Como se puede apreciar en las imágenes, este SUV un modelo robusto y contundente, ligeramente más grande que su predecesor (es 6 cm más largo). Las ópticas frontales son nuevas y ahora se extienden hasta tocar una parrilla ligeramente más compacta que, en el acabado AMG Line, está decorada con pequeñas estrellas cromadas que acompañan al gran logotipo de Mercedes sobre una barra longitudinal.
Las llantas de serie son de 18 pulgadas, y también puede elegirse con unos prominentes estribos que dan más fuerza al conjunto. La parte trasera es la que más varía, en este caso por el empleo de unos faros más estilizados y curvos que los anteriores y un nuevo protector cromado para el difusor.
Por dentro los cambios son muy patentes, principalmente por el mayor grado de digitalización. Aunque el cuadro de mandos era ya digital, adaptado al formato clásico de relojes, Mercedes ha optado ahora por una pantalla horizontal de 12,3 pulgadas totalmente configurable que se combina con la vistosa pantalla vertical de 11,9 pulgadas de la consola central para el sistema MBUX, verdadero centro funcional del coche. En el volante hay dos agrupaciones de mandos táctiles, a izquierda y derecha, para controlar cada una de las pantallas. Todo requiere cierto aprendizaje por la cantidad de opciones que hay, pero es tan sencillo e intuitivo que no requiere grandes esfuerzos.
Las nuevas pantallas han obligado a cambiar la posición de los difusores de aire, y los tres centrales están ahora en lo alto del salpicadero. El resto del habitáculo, con los casi 2,9 metros de distancia entre ejes que tiene este GLC, ofrece mucho espacio detrás, y además en el caso de esta versión diésel de hibridación ligera hay disponible un maletero de 600 litros de volumen, 50 más que el modelo anterior, y no falta sitio para el equipaje.
Motor diésel de 197 caballos
La mecánica de este GLC, como hemos apuntado, es de hibridación ligera, de modo que al motor diésel de 2 litros y 197 caballos se le une un sistema eléctrico de 48 voltios que puede generar hasta 23 CV para apoyar al motor térmico cuando se demanda potencia o descargarlo de trabajo en ciertas situaciones. Esto, lógicamente, redunda en la eficiencia de este Mercedes, y además permite que quede catalogado con la etiqueta Eco de la DGT, lo que conlleva ventajas fiscales y de movilidad en los grandes núcleos urbanos. Otra de las ventajas está en el consumo, con una cifra media homologada de 5,2 litros a los 100 kilómetros que es 0,7 litros inferior al modelo de la anterior generación.
El motor está asociado a una transmisión automática de 9 velocidades, y el cambio se puede gestionar mediante unas levas en el volante, algo que permite una actuación más activa por parte del conductor.
La respuesta del motor, como la del cambio y la suspensión, depende de los programas integrados en los perfiles del Mercedes Dynamic Select. Los convencionales son Eco, Comfort y Sport, pero como este GLC cuenta con el sistema de tracción total 4Matic, hay otro Off Road adicional para mejorar el desempeño fuera del asfalto.
El Mercedes GLC es un coche muy polivalente por su tamaño, pero la mecánica diésel es definitiva para convertirlo en un gran devorador de kilómetros. La fuerza del motor está disponible desde las 1.500 rpm, y lo cierto es que se estira bastante bien hasta las 4.500 rpm. Aunque tiene potencia y esta se hace notar cuando se requiere, no es un coche planteado para ir siempre a ritmos elevados, y por eso su mejor faceta la encontramos en viajes largos autovía o autopista, donde disfrutamos de un coche extremadamente cómodo, con un habitáculo bien aislado en el que apenas se percibe la rumorosidad del motor.
La tracción total contribuye a un comportamiento muy neutro y estable sobre el asfalto, y por supuesto le da un plus fuera de la carretera, como hemos comprobado en una parte del trayecto realizada por caminos sencillos y secos.
No obstante, el consumo es el gran valor de este coche, ya que en carretera se pueden mantener ritmos sostenidos en torno a los 5 litros de media a los 100 km. En el cómputo total de la prueba el gasto medio de gasóleo ha sido de 6 litros, una cifra sensacional para un coche de gran tamaño y peso, pero lo importante es que se pueden superar con cierta facilidad los 1.000 km de autonomía con el depósito de 62 litros disponible.
Desde 62.743 euros
El Mercedes-Benz GLC SUV 220 d 4Matic tiene un precio de partida elevado pero no inabordable, 62.743 euros, pero como es habitual en los coches de corte prémium los distintos paquetes opcionales que mejoran el confort y la tecnología pueden incrementar, y mucho, la factura.
Aunque de partida el equipamiento de serie del GLC es alto, con elementos como faros LED, Head-Up Display, luz interior ambiental, sistema multimedia con asistente de voz y navegador, control de ángulo muerto o cámara de marcha atrás, el acabado AMG Line actualmente se tiene que asociar con el paquete Advanced. Este integra elementos decorativos específicos, llantas de 19 pulgadas, tren de rodaje deportivo con dirección directa, frenos de disco de gran tamaño y embellecedores para las salidas de escape, y eso ya supone algo más de 5.000 euros de desembolso. Los faros digitales adaptativos cuestan 1.923 euros, la tapicería de cuero bicolor supone 2.551 euros más y el paquete de asistencia a la conducción Plus agrega otros 3.464 euros, de modo que es ahí donde hay que tener claro qué se necesita y qué se quiere en este GLC.
FICHA TÉCNICA
Motor: diésel.
Potencia (kW/CV): 145/197.
Cambio: automático, de 9 velocidades.
Largo (mm): 4.716.
Ancho (mm): 1.890.
Alto (mm): 1.640.
Maletero (litros): 600.
Velocidad máxima (km/h): 219.
De 0 a 100 km/h (seg.): 8.
Consumo medio (l/100 km): 5,2.
Emisiones CO2 (gr/km): 136.
Precio (euros): desde 67.743 euros.
Source: Coches