Las elecciones de Estados Unidos están a la vuelta de la esquina, y es que el 5 de noviembre Kamala Harris y Donald Trump lucharán por ser el próximo inquilino de la Casa Blanca tras una larga y dura campaña muy seguida desde España. La candidata del Partido Demócrata difiere con el expresidente en todas y cada una de las materias clave, aunque una que ha ganado un protagonismo inesperado es la electrificación.
Mucha parte de la importancia que han ganado los coches eléctricos tiene que ver con un solo lugar: Michigan. El ‘Estado de los Grandes Lagos’ es siempre uno de los conocidos como ‘swing states‘, es decir, uno de esos estados que no es ni profundamente demócrata (como California) ni republicano (Texas). Pero es que además, su capital Detroit es la cuna del motor en Estados Unidos: de hecho, el gigante General Motors tiene su sede en Motown.
Por ello, no es de extrañar que tanto Kamala Harris como Donald Trump han puesto muchos esfuerzos en dejar claras sus posiciones respecto a los coches eléctricos, cuya fabricación es el motor económico del Estado. Ambos se han lanzado mensajes acusatorios mutuamente respecto a la electrificación, y es que la realidad es que las posiciones de ambos candidatos no podían ser más diferentes.
Donald Trump y su cruzada contra los coches eléctricos
El votante republicano, por norma general, está totalmente en contra de la electrificación, ya que choca con sus valores ‘conservadores’, que en este sentido son los coches de combustibles tradicionales. Teniendo eso en cuenta, Donald Trump ha lanzado numerosos mensajes diciendo que «Kamala Harris quiere prohibir los vehículos de gasolina y diésel», llegando incluso a afirmar que «muchos trabajadores del sector perderán su trabajo» si la actual vicepresidenta gana el 5 de noviembre.
Los coches eléctricos cada vez están más presentes en las carreteras estadounidenses: las ventas en el segundo trimestre del 2024 aumentaron un 30,8% según la U.S. EIA (Energy Information Administration). En este sentido, Joe Biden anunció un paquete de subvenciones de 1.700 millones para potenciar estos vehículos, algo que de lo que Donald Trump es fiel detractor, siguiendo la línea de su política económica.
La paradoja de Donald Trump: el apoyo de Elon Musk
El ‘problema’ para Donald Trump ha llegado, curiosamente, de un aliado: Elon Musk. El fundador de Tesla ha dado su apoyo (endorsment) al expresidente en repetidas ocasiones, pero la cruzada del republicano contra los coches eléctricos choca frontalmente contra la industria de uno de sus principales valedores.
El excéntrico empresario votaba a los demócratas, pero el capitalismo voraz que defiende, sumado a las exenciones económicas que propone el exmandatario y las politicas que califica como ‘woke’, han hecho que Elon Musk haya virado hacia el partido republicano y que Donald Trump se haya encontrado con una tremenda paradoja.
Kamala Harris y la electrificación: en la línea de Biden
Por otra parte, Kamala Harris ha desmentido categóricamente las acusaciones de Donald Trump acerca sobre su deseo de prohibir los coches de combustibles fósiles. Eso sí, la vicepresidenta sí que pretende seguir con la línea que llevó el presidente Joe Biden y fomentar la compra de coches eléctricos, marcándose un objetivo bastante optimista: que en 2030 estos vehículos supongan la mitad de todos los que hay en el país.
Además, Kamala Harris sumó a su lista de apoyos al mayor sindicato del sector automovilístico de Estados Unidos, el United Auto Workers (UAW). La política demócrata a favor de la electrificación entra dentro de sus esfuerzos por combatir el cambio climático, algo radicalmente opuesto a lo que propone Donald Trump.
Source: Coches