El coste de la gasolina y del diésel es uno de los factores que dan que pensar a la hora de invertir en un coche. Además, los precios del mercado van cambiando y los combustibles no cuestan siempre lo mismo (y menos al empezar el año, tras el temido anuncio del 2 de enero).
A partir de los años 90, empezaron a proliferar las estaciones de servicio anexas a los grandes supermercados o hipermercados. Con grandes reclamos publicitarios y precios muy competitivos, eran mucho más cómodas que las gasolineras tradicionales, ya que formaban parte de una estructura comercial y permitían hacer la compra y llenar el tanque del coche, todo en uno y además con descuentos.
Pero, ¿el combustible de estas low cost es de igual calidad? ¿Puede la gasolinera de supermercado dañar el motor del coche? La respuesta es, a priori, no. No porque tiene que cumplir unos estándares internacionales y nacionales de calidad y, a no ser que haya irregularidades o se cometa alguna ilegalidad, esta gasolina y este diésel low cost no provocará daños en el motor.
La diferencia, entonces, entre el combustible de supermercado (digámoslo así) y uno de marca, radica en los aditivos que se le añaden. La sustancia, de base, es la misma en la gasolina más barata y la más cara, porque el grupo CLH es quien se encarga de repartirlo a todas las estaciones y trabajan con la misma base de hidrocarburo.
Estos diferentes aditivos ofrecen mejoras entre una gasolina Premium y una normal que no se aprecian por parte del consumidor, pero si es cierto que tienen diferencias negativas que afectan a la fluidez del hidrocarburo, la oxidación, la emisión de gases, la eficiencia energética… pero es casi imposible que dañen el motor.
Los estándares europeos de calidad impiden que se pongan a la venta hidrocarburos que no cumplan un mínimo de seguridad respecto a la mecánica de los vehículos. Así que, si eres de los que reposta en estaciones de servicio de supermercado, tu motor está a salvo.
Source: Coches