Los coches, normalmente, incorporan dos o tres pedales, dependiendo de si tienen el cambio de marchas automático o no, eso sí, todavía se pueden ver por las carreteras españolas algunos que traen un cuarto. Aunque pueda resultar inusual para los conductores que nunca han tenido un vehículo con este característico pedal «extra», durante el siglo pasado se comercializaron varios modelos que lo incluían.
Si no has visto uno te preguntarás dónde se ubicaba esta palanca en el vehículo. La realidad es que ocupa poco espacio, su tamaño solía ser pequeño y se instalaba en la zona donde se coloca el pie izquierdo, aunque también deja el hueco suficiente para apoyarlo.
¿Para qué sirve este extraño pedal?
El cuarto pedal se incorporó a algunos vehículos para cumplir una función que, en su momento, no estaba bien cubierta: ser el freno de mano. Aunque hoy en día contamos con la comodidad del freno de estacionamiento eléctrico o incluso automático, hubo un tiempo en el que las palancas de freno de mano y este «pedal de estacionamiento» coexistieron.
Sin embargo, la facilidad de uso terminó siendo determinante: la palanca del freno de mano ofrecía más ventajas que el pedal, lo que llevó a su predominio en la fabricación de vehículos.
Por otro lado, el cuarto pedal no siempre estuvo destinado al freno de estacionamiento. Algunos vehículos lo incorporaron para activar manualmente el motor de arranque, como el Renault Spider, que lo incluía simplemente como un reposapiés.
¿Qué modelos incluyen cuarto pedal?
Mercedes, Ford y Chevrolet fueron algunos de los fabricantes que se decantaron por incluir diseños con pedal extra. El Mercedes-Benz Clase E (W124, W210, W211), incorporaba un pedal de freno de estacionamiento en el lado izquierdo, liberando espacio en la consola central. Por su parte, las marcas americanas lo incluyeron en modelos como el Ford Crown Victoria y el Chevrolet Impala.
¿Cómo saber si el embrague del coche está roto?
Existen varios síntomas que pueden indicar un problema en el embrague. Uno de los más evidentes es que patine, lo que significa que, al conducir en una marcha larga y pisar el acelerador, las revoluciones del motor aumentan, pero la velocidad del vehículo no. Otro signo de fallo es la presencia de un fuerte olor a quemado, que suele indicar un desgaste avanzado.
Además, un embrague en mal estado puede producir ruidos extraños o una sensación de que «rasca» al cambiar de marcha. También es posible notar que el pedal está más duro de lo habitual o que el motor se apaga al bajar las revoluciones. Cualquiera de estos signos es indicativo de desgaste o avería y requiere revisión mecánica.
Source: Coches