Somos conscientes. La tecnología actual ha superado con creces todo aquello que podía hacer aquel Pontiac negro de la serie televisiva “El coche fantástico” (Knight Rider) de los años 80 (saltos aparte). Rodar en silencio, hablar con él, pedirle información, visualizar contenidos en su pantalla, controlarlo en remoto, correr mucho… el caso es que, como concepto, el Honda e es igual de fantástico. O más.
Hemos tenido una toma de contacto que se nos ha quedado corta, así que trataremos de probarlo más a fondo en cuanto tengamos ocasión. Este “aperitivo” ha servido, desde luego, para ahondar en nuestro prejuicio positivo: es un coche con mucho encanto. Y no es tanto lo mucho que tiene, que también, sino cómo lo tiene.
Estéticamente ofrece algo distinto y atrae miradas, poco habitual en los coches de hoy, que tienden a parecerse unos a otros, salvo honrosas excepciones. Los faros redondos por LED dibujan un gesto simpático por delante, mientras que por detrás de nuevo las ópticas son las que marcan la pauta. Hay cierta “simetría”. Sus compactas medidas, prácticamente 3,9 metros, lo hacen perfecto para la ciudad, su hábitat natural.
Por dentro, cómo no, también es muy diferente. Tiene tantas pantallas como el centro de control de la NASA, tres dispuestas horizontalmente una tras otra, más dos en cada extremo que hacen las veces de retrovisores, los cuales por cierto son cámaras que se “camuflan” por fuera de una manera muy elegante y vistosa.
El espacio es más que amplio delante y los acabados que simulan madera del salpicadero constituyen otro toque de originalidad. En la consola central están los pulsadores que gestionan la puesta en movimiento, ya que no tiene cambio como tal. Es poner la posición “D” y pisar el acelerador para emprender la marcha. Sin más.
El panel de instrumentos digital, de 8,8 pulgadas, tiene mucha información, fundamentalmente la del estado de batería, cómo se está gestionando la energía, el modo de conducción, etc., y además es configurable, como lo son también las dos pantallas LCD de 12,3 pulgadas del sistema multimedia, una de ellas al servicio principalmente del copiloto, que incluso puede conectar un dispositivo con HDMI y ver películas o jugar. ¡Todo un festival! Pero no nos detenemos en los detalles tecnológicos en esta ocasión, sino en la conducción.
Por lo demás, el espacio atrás está bien para el tamaño que tiene -el Honda e está homologado para 4 personas-, y el maletero tiene unos algo exiguos 171 litros, pero para un uso urbano es suficiente y además el respaldo trasero se puede abatir si no hay pasajeros y tenemos que cargar puntualmente algo más voluminoso.
Nos ponemos en marcha con la batería de 35,5 kWh a plena carga. Estamos al volante de la versión Advance, la más potente, que rinde el equivalente a 154 caballos. Como lleva ruedas de 17 pulgadas, la autonomía se supone es algo más corta que los 222 km de la versión de acceso, unos 210 km, pero las cifras dependen del tipo de conducción.
En los primeros metros, como eléctrico que es, máximo silencio, que será la tónica general durante todo el viaje. Enseguida se coge el punto a la postura, pero no tanto a las pantallas de los retrovisores, obviamente por falta de hábito. Desde luego se ve todo perfecto, incluso con sol.
En zonas urbanas, la maniobrabilidad y agilidad es la esperada, con un radio de giro mínimo. De hecho, dan ganas de dar vueltas un rato sobre nosotros mismos. Pero no, claro. En carretera, la aceleración abruma, parece mentira, y se nota más con el modo Sport del que dispone el “e”. Ya nos avisaron los técnicos de Honda durante la presentación: nos iba a sorprender su sabor deportivo, lo cual es otro punto a favor… pero no para preservar la autonomía, precisamente. Para eso recurrimos al “pedal único”, una función, que se activa pulsando un botón en la consola central y que también exige acostumbrarse. Tiene tres grados de intensidad, y lo que hace es retener el coche de tal manera que lo frena, y a la vez recupera energía. Hay que tener cierta precaución, pero en cuanto se coge el punto te olvidas de la conducción “normal”.
No tuvimos tiempo para mucho más y nos contentamos con la experiencia. La limitada autonomía es un hándicap para viajes medios o largos y exige planificarse, pero no está pensado para eso. En un uso urbano, con carga de electricidad diaria en casa (tarda poco más de 4 horas en un Wallbox de 7,4 kW), ningún problema.
El precio de los eléctricos pequeños es todavía elevado, y el del Honda e Advance, más: 37.800 euros. ¿Lo vale? Si consideramos que es un coche “de capricho”, no tenemos duda de que sí, sobre todo considerando el enorme equipamiento que tiene. Y ahora, con las ayudas y descuentos de la marca, la cuantía puede bajar a un nivel interesante.
Motor: eléctrico.
Potencia (kW/CV): 113/154.
Cambio: Automático.
Largo (mm): 3.895.
Ancho (mm): 1.750.
Alto (mm): 1.512.
Maetero (litros): 171.
Velocidad máxima (km/h): 145.
De 0 a 100 km/h (seg.): 8,3.
Emisiones CO2 (gr/km): 0.
Precio (euros): 37.800.
Source: Coches