Los Ford Galaxy y S-Max son los vehículos de “alta ocupación” de la marca del óvalo, unos modelos que perduran en el tiempo a pesar de la competencia, aunque sea como nicho. En el mercado mandan las tendencias, y nosotros no vamos a discutir el éxito de los SUV, pero si se busca un coche eminentemente familiar, de gran capacidad, práctico y que se conduce como cualquier otro turismo, los monovolúmenes no tienen rival.
Los dos modelos de Ford tienen en común que miden 4,8 metros de longitud (el Galaxy es 4,4 cm más largo y 6,4 más alto que el S-Max) y son muy polivalentes, pero el S-Max es de orientación deportiva por diseño y estética, y el Galaxy es una solución más sobria y elegante. Eso sí, ambos tienen capacidad para transportar hasta siete ocupantes en el interior, con asientos independientes y modulables.
¿Y cuál es la novedad? Pues que a partir de ahora, al menos en España, tanto un modelo como otro comparten mecánica electrificada, la híbrida autorrecargable (no enchufable) que tan buenos resultados está dando en el Ford Kuga.
Este sistema FHEV se basa en la combinación de un motor gasolina 2.5 Duratec de 150 caballos con otro eléctrico de 92 kW que ofrecen una potencia final de 190 CV. Asociados estos elementos a una compacta batería de 1,1 kWh, tanto el Galaxy como el S-Max son más eficientes en términos de consumo y emisiones, además de ser catalogados como vehículos Eco de la DGT, con todas las ventajas de movilidad y fiscales que ello conlleva.
Según los datos de homologación WLTP, con este sistema híbrido el consumo combinado de estos modelos no supera los 6,5 litros a los 100 km, una cifra baja para vehículos con un peso bruto cercano a las dos toneladas. Además, la autonomía estimada supera los 1.100 km –siempre dependiendo del tipo de conducción, claro– y las emisiones de CO2 están por debajo de los 150 gr/km, un 10% menos que las actuales versiones diésel.
A la hora de conducir, como hemos comprobado con el Ford Galaxy, el sistema híbrido no plantea complicación alguna. Todo lo contrario. A velocidades muy bajas, y en recorridos de hasta 2 kilómetros, es el motor eléctrico es el que toma el mando. Después, de manera automática, entra en acción el motor térmico, que también es “ayudado” por el eléctrico cuando se necesita potencia y par.
El cambio automático, única opción disponible, funciona de manera efectiva con solo actuar sobre el mando giratorio de la consola central, y los 190 caballos ofrecen un empuje sensacional, aunque su funcionamiento es más progresivo que explosivo. El sistema autorrecargable se sirve del motor térmico, las deceleraciones y las frenadas para recuperar energía, y lo cierto es que lo hace con bastante rapidez.
En cuanto a comportamiento, el confort de marcha en carretera es total, y en zonas urbanas maniobra bastante bien a pesar de los casi cinco metros de longitud.
Si hay un apartado en el que estos modelos se significan, este es sin duda el de la modularidad. Tanto el Galaxy como el S-Max cuentan con tres filas de asientos independientes, con la segunda y tercera fila plegables, de modo que las opciones del interior son múltiples. Además, el hecho de contar con una mecánica híbrida no penaliza el espacio en ningún caso, dejando unos maleteros sensacionales: el S-Max ofrece 285 y 1.035 litros en configuración de 7 y 5 plazas, respectivamente, y el Galaxy eleva la cifra hasta los 300 y 1.300 litros en cada caso.
En lo referente a la gama, sí hay diferencias más claras entre uno y otro modelo, pues el S-Max se puede elegir con los acabados Trend (básico), Titanium, ST-Line (deportivo) y el más lujoso Vignale, y el Galaxy solo se oferta con la línea Titanium.
En materia de conectividad, los dos modelos cuentan con módem integrado, y ello permite sacar mayor jugo a la aplicación Ford Pass, especialmente útil en modelos electrificados por la completa información que ofrece y por la posibilidad de activar funciones de manera remota.
Independientemente del equipamiento original, Ford ha confeccionado un pack, denominado “X”, con los elementos opcionales más demandados. Así, por un precio adicional de 3.500 euros, tanto Galaxy como S-Max pueden disponer de sistema de acceso sin llave y portón manos libres, asistente precolisión con detección de peatones, control de crucero adaptativo con función stop & go, detector de vehículos en ángulo muerto, sistema de aparcamiento asistido, cámara frontal y de visión trasera, faros LED dinámicos antideslumbramiento y navegador sobre la pantalla táctil TFT de 8 pulgadas.
El precio oficial del Ford S-Max arranca en los 40.840 euros, mientras que la única opción disponible del Galaxy cuesta 47.340. Añadiendo el paquete X y con descuentos, Ford anuncia que el S-Max ST-Line –que es la versión más demandada– reduce su precio nada menos que hasta los 39.000, la misma cuantía en la que queda el Galaxy con promoción y el mencionado paquete, a lo que se puede añadir en ambos casos una rebaja de otros 1.500 euros si se financia, sin duda unos precios finales muy interesantes para estos monovolúmenes que además se fabrican en la planta valenciana de Ford en Almussafes.
Source: Coches