Mar. Abr 23rd, 2024

La lluvia en carretera nunca es deseable. Tanto de manera fina como en forma de grandes tormentas, este tipo de precipitaciones afectan a nuestra conducción en múltiples formas por lo que pueden acabar provocando un accidente o haciéndonos pasar un mal rato.

Lo primero que nos preocupa cuando vamos al volante y está lloviendo es la visibilidad. Es cierto que esta disminuye y, pese al uso de los limpiaparabrisas, nuestra visión de la carretera se ve afectada si la lluvia es copiosa. Además, las luces del resto de vehículos que nos rodean tienden a deslumbrarnos más.

Pero, ¿sabías que las primeras gotas que caen son las peores? Parece que cuando empieza ligeramente a llover no nos preocupamos y que solamente cuando cae la tormenta sentimos que esta puede afectar a nuestra conducción, pero no es del todo cierto.

Cuando empieza a llover, lo primero que deberíamos hacer es levantar el pie del acelerador para evitar que, en la primera curva que dibuje la carretera, perdamos el control del coche, ya que las primeras gotas el firme es más resbaladizo.

Este cambio de condición se debe a que esa primera agua se mezcla con la suciedad y la grasa presente en el asfalto, con el líquido combustible que pierden los vehículos articulados y con el aceite seco y forman una capa resbaladiza que está presente hasta que la lluvia cae de forma constante y limpia el suelo.

Por eso, además de encender las luces y aumentar la distancia de seguridad con los vehículos que llevamos delante, es muy necesario reducir la velocidad cuando detectamos que empieza a llover y asegurarnos de llevar los neumáticos en correctas condiciones, tanto en lo que se refiere a la presión de los mismos como a la profundidad del dibujo.


Source: Coches

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por admin

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