En 2008 se estrenó la película “El curioso caso de Benjamin Button”, de David Fincher, una película basada en un relato de Francis Scott Fitzgerald que narraba la historia de un hombre que nació con las características de un cuerpo de 80 años y que, según avanzaban los años, iba rejuveneciendo.
Con el logotipo de Peugeot ha pasado lo mismo: según han ido pasando los 170 años de su historia, ha ido rejuveneciendo para ser el símbolo de la modernidad y vanguardia de la firma del león.
¿Cómo nació aquel emblema? La primera representación data nada menos que del año 1850, por aquel entonces como símbolo de las empresas de los hermanos Jean-Fréderic y Jean-Pierre Peugeot en el sector metalúrgico. Apareció concretamente en una hoja de sierra, y estaba inspirada en el escudo heráldico de la región francesa de Franche-Comté, donde la familia iba expandiendo su negocio.
El encargo se le hizo al orfebre Justin Blazer, que eligió un león porque representaba fielmente las cualidades de aquella sierra: la columna vertebral del león se identificaba con la cuchilla; el ataque de la fiera con la velocidad en el corte, y los dientes afilados con la capacidad y resistencia de la herramienta. Tras ser registrado en el Conservatorio Imperial de Artes y Oficios de Francia en 1858, en 1872 el logotipo del león ya aparece en todas las herramientas Peugeot, para después extenderse a otros productos.
Curiosamente, el primer automóvil fabricado por Peugeot en 1889, el Type 2, no portaba el león en su frontal, pero sí las bicicletas de 1882 o las motos de 1898. Hubo que esperar a 1905 para ver el primer automóvil con el logotipo del león.
En 1923 se produciría el primer cambio profundo en el emblema, obra de los escultores Maurice Roger Marx y René Baudichon, cuya interpretación tridimensional del león hacía las veces de tapón para el radiador. Además, hubo dos versiones, una con el león preparado para saltar (Baudichon) y otra con el animal erguido y rugiendo (Marx).
Los años 30 del siglo pasado marcaron y cambiaron tendencias, una época en el que el automóvil diferenciaba clases y daba prestigio después de la crisis del 29. Fruto de ello el logotipo pasó a tener unas formas más elegantes, con el león abriendo sus fauces sobre la calandra de modelos como el 301, 401 o 601.
A finales de los años 40, el emblema deja de ser tridimensional para convertirse en un escudo con la figura del león representada de pie, enseñando sus garras, una imagen con mucha fuerza que es la que base de la que conocemos hoy en día.
Pero antes, en los años 60, se produce una nueva ruptura en el estilo, apostando por el perfil en primer plano de la cara del león, un concepto que se volvió a revisar en 1968. A mediados de los 70 el logotipo volvió a su versión más duradera y definitiva, con la fiera sobre dos patas y con trazos simples y visibles, que decoró modelos como el Peugeot 604, 205 o 306, entre otros muchos.
Manteniendo y estilizando su estética, el logotipo pasa en 1998 a formas y texturas con relieves metálicos, propiedades que mantiene la última revisión de 2010.
Actualmente, cuando la marca afronta profundos cambios conceptuales, las versiones cien por cien eléctricas de Peugeot, como el 208 o 2008, presentan un logotipo con material dicroico que, en función de la luz y el ángulo desde el que se ve, se percibe con un ligero cambio de color. Sin duda un concepto joven y vanguardista, como la evolución de un emblema que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia.
Source: Coches