La DGT dispone de varios tipos de radar que, instalados a lo largo y ancho de nuestras carreteras, controlan que los conductores respeten los límites de velocidad. Por un lado, están los conocidos radares fijos, de los que es posible saber su ubicación ya que está publicada por Tráfico. Por otro lado, los radares móviles pueden ir cambiando de posición dependiendo de las necesidades del tráfico.
Los radares móviles disponen de varias ubicaciones en las que pueden colocarse sin previo aviso. Además de esta versión, la DGT ha incorporado a sus filas de medios técnicos los radares veloláser, también llamados invisibles, que son portátiles y pueden colocarse en cualquier vehículo aparcado o incluso sobre un trípode al lado de la vía que se quiera controlar.
Son altamente sensibles y precisos y se han convertido en el arma infalible de la DGT para luchar contra los excesos de velocidad. Sin embargo, los agentes de tráfico no siempre los usan de manera adecuada y esto puede acabar beneficiando a los conductores.
El truco del soporte del radar para recurrir una multa
Debido a sus especificaciones técnicas, la DGT ha empezado a colocar los radares veloláser en sitios insospechados, como colocados en el guardarraíl de la carretera o incluso detrás de señales de tráfico. Pues bien, estos métodos nos pueden servir como argumento para recurrir una multa de tráfico e incluso llegar a librarnos de ella. Y es que ya en 2020 el Juzgado de lo Contencioso de Madrid falló a favor de un conductor que había recibido una multa de tráfico por exceso de velocidad.
El afectado fue supuestamente detectado circulando a mayor circulación de la debida gracias a un radar veloláser instalado detrás de una señal de tráfico. Automovilistas Europeos Asociados recurrió la sanción alegando que el soporte sobre el que se apoyaba el radar no estaba debidamente homologado y eso podía haber afectado a la medición del aparato.
Efectivamente, el juzgado consideró que no se había garantizado la aptitud del soporte utilizado y que, por tanto, la DGT tenía que devolver al conductor los 300 euros que este había pagado de sanción, además de asumir las costas del procedimiento.
Además de que el soporte sobre el que se apoya un radar cumpla determinadas características, este también debe colocarse a una cierta distancia de, por ejemplo, las medianas, barreras y quitamiedos de la carretera.
A qué distancia hay que colocar un radar
Estas directrices se recogen en la última normativa de la Unión Europea UNE EN 1317, en vigor desde el pasado 2011, donde se recogen y especifican los requisitos que deben cumplir los sistemas de contención de vehículos, conocidos como quitamiedos, para que sean seguros.
Dentro de este texto, la UE dictamina que los radares deben situarse al menos a 1,30 metros de estas barreras para respetar la seguridad y para que sus mediciones se consideren válidas. Ciertas asociaciones han estimado que cerca del 30% de los radares españoles no se encuentran instalados de manera legal a lo largo de nuestras carreteras ya que no respetan estas medidas mínimas.
Source: Coches