El invierno puede pasar una cara factura a nuestro coche. Los neumáticos sufren el frío, las lunas pueden acumular hielo y escarcha y rayarse y los diversos líquidos que aseguran el perfecto funcionamiento de los engranajes del vehículo sufren las bajas temperaturas.
Uno de los aceites cuya presencia es primordial para un correcto comportamiento del coche es del motor y, efectivamente, puede perder sus propiedades ante la bajada de las temperaturas. ¿Qué pasa si el aceite del motor se ha congelado y cómo actuar en este caso?
Lo primero: hay que especificar que cuando hacemos referencia a que el aceite se ha congelado es que se ha espesado a causa del frío. La temperatura exterior debería alcanzar los 0 grados Fahrenheit (es decir, los casi -18 grados centígrados) para que el aceite empezara a solidificarse, pero no llegará a congelarse.
Sin embargo, alrededor de los 20 grados Farenheit (o sea, los casi -7 grados centígrados) el aceite del motor empezará a espesarse y a volverse denso, por lo que resultará más difícil que fluya por el motor y lubrique correctamente todas las piezas para un correcto funcionamiento.
Qué hacer si se ‘congela’ el aceite del motor
Es difícil detectar si el aceite de nuestro coche ha sufrido los efectos del frío y se ha densificado, ya que el síntoma principal puede confundirse con el de una batería descargada (que también sufren en exceso las consecuencias del invierno). Cuando el aceite del coche se ha ‘congelado’, notaremos que al motor le cuesta mucho más arrancar que de normal.
El mejor modus operandi a seguir para que este lubricante se caliente y fluya de nuevo con normalidad es no acelerar de manera brusca o con fuerza una vez que el coche haya arrancado y mantener el motor al ralentí durante al menos cinco minutos antes de iniciar la marcha.
Del mismo modo, el mejor consejo a seguir es utilizar el aceite de motor adecuado para nuestro coche y el que nos indique el fabricante del vehículo en el manual de mantenimiento.
Source: Coches