Mar. Oct 22nd, 2024

No ponemos en duda que el nuevo R5 disfruta de un atractivo diseño retro que quiere convencer a esos usuarios que aprendieron a conducir con el popular R5 de 1972. Nos referimos al reclamo de mayor peso que tiene este utilitario eléctrico que tal vez hubiera tenido su hueco si no existiera el Cooper.

El de Mini es, sin duda, el referente en posicionamiento, mucho más elitista y exclusivo, y uno de los claros objetos de deseo entre aquellos conductores que quieren diferenciarse entre el tráfico. Si a esto unimos que su desarrollo, como de todos es conocido, viene firmado por BMW, blanco y en botella.

Difícil, por tanto, que un coche perteneciente a una marca generalista como el R5 pueda atraer a ese target de clientela “top” tan ansiado y perseguido por cualquier fabricante.

El dinamismo y la eficiencia del Mini

Y es que a fin de cuentas, el llavero de una marca pesa y mucho en la indumentaria de una persona. Con el galo, por muy atractivo que sea, complicado será que nos lo aparquen en un restaurante, mientras que si conducimos un Mini (cuyo estilo de carrocería es todavía más envidiable) el aparcacoches saldrá rápidamente a nuestro encuentro.

Hecha esta primera valoración, necesaria por las continuas alusiones que al Cooper eléctrico hacen los responsables de Renault, pasemos a otros menesteres como el que tiene que ver ahora con el dinamismo.

De nuevo, el Mini en su version de acceso Cooper E, con sus 184 caballos de potencia, ofrece un notable y mayor rendimiento que el R5, un modelo que se conforma solo con 150 caballos.

Tal vez en un eléctrico de estas características, este no sea el principal argumento de compra, pero para los que valoren las prestaciones nunca estará de más. Provisto de una batería de 52 kWh, solo en autonomía el francés es capaz de ganar: 400 frente a 305 kilómetros.

Eso sí, y a falta de una prueba a fondo, muchas dudas tenemos que el consumo energético de este último (que homologa 15 kWh/100km) llegue a la parquedad del Mini Cooper E, modelo que hace unas semanas ha pasado por nuestras manos y nos ha dejado medias por debajo incluso de los 13 kWh a los 100 kilómetros.

En el apartado estético, el recién llegado luce una carrocería con bastante gancho, eso es incuestionable. No menos argumentos muestra la del del Mini que es todavía más excitante y glamourosa.

Por dentro, qué decir. El Mini es único, especialmente por esa pantalla multifunción OLED circular situada en el centro del salpicadero, extremo que pretende imitar el de Renault en su caso tomando como referencia al clásico R5. Del mismo modo, la calidad de acabados o los materiales empleados subrayan el celo que Mini pone en estas lides y que no explota Renault.

Cuestión de diferenciación

Y llegamos a los precios. El R5 está lejos de los 25.000 euros que anunciaron en su día. Para eso habrá que esperar a la comercialización de las variantes más baratas y con menos energía, y comprobar que se cumple.

De momento, la versión Techno de lanzamiento parte desde los 31.584 euros (33.504 euros en el caso del Iconic Cinq), bastante dinero para ser un generalista y que para muchos usuarios no supondrá un freno para pagar 35.250 euros por el más sofisticado Mini.

El caso es que los clientes que persigan la mejor relación entre precio, calidad y dinamismo, sin olvidar un detalle tan importante como la elegancia, el Cooper E supera claramente al más popular R5 que por «treinta y tantos mil euros» lo que se dice barato, barato no es.


Source: Coches

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por admin

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