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El mantenimiento preventivo del coche es importante para reducir el riesgo de sufrir averías o problemas mecánicos, así como para asegurar que el vehículo está en buen estado y funciona como cabe esperar. Además de cumplir religiosamente con todas las reparaciones y sustituciones necesarias, marcadas por el manual del fabricante, también hay que estar atento a las señales que nos da el coche sobre su estado.
Cuando un coche tiene algún problema, su manera de avisar al conductor será mostrando diversos síntomas: ruidos raros, olores extraños y, por supuesto, la activación de los testigos luminosos del salpicadero. Norauto explica qué puede suceder en cada caso y cuáles son los síntomas que un coche puede mostrar cuando algo no va bien y que deberían ponernos en alerta.
Testigos luminosos del coche
Aunque no están unificados, las marcas suelen utilizar más o menos los mismos símbolos para cada fallo que ilumine uno u otro testigo. A lo que más importancia deberemos dar es al color del símbolo que se ilumina: si es amarillo, deberemos preocuparnos, y si es rojo, deberemos ir de inmediato a un taller o parar el coche.
Los testigos que son blancos, verdes o azules no indican ningún tipo de avería, sino que muestran información general del vehículo. De todas formas, es importante tener controlados estos símbolos: en este artículo te explicamos los significados de los más importantes.
Ruidos extraños
Al circular, los coches emiten inevitablemente ruidos, sobre todo si son de motor térmico. Pero el conductor sabrá perfectamente a lo que nos referimos cuando hablamos de sonidos extraños (chirridos, traqueteos…), no relacionados para nada con la circulación y puesta en marcha del motor.
Identificar en qué momento de la conducción se produce el ruido también será importante para intentar encontrar el posible origen de la avería. Por ejemplo, en Norauto explican que, si el ruido se emite al cambiar de marcha, puede ser que los engranajes tengan demasiada holgura o que los cojinetes estén desgastados; mientras que si el ruido sólo se escucha cuando se frena y deja de oírse cuando se suelta el pedal del freno, puede deberse a un desgaste de las pastillas de freno.
Humo de colores
Los colores del humo que salga por nuestro escape (en los coches de combustión, obvio), también tienen su significado. Cuando el humo es muy espeso y blanco, puede deberse a problemas en el sistema de inyección de los diésel, al mal estado de algún precalentador o un atasco en el tubo de escape del aceite.
Si el humo es azul o gris, puede deberse a varias averías como desgaste de los retenes de las guías de válvulas o del turbo, o al mal estado de la junta de culata; mientras que, si pasa al negro, puede deberse a una mala combustión del gasóleo. Sea como sea, el humo de colores no es buena señal.
El coche produce olores extraños
Por último, en lo que se refiere a los sentidos, el coche puede llegar a emitir olores raros durante la conducción si sufre algún fallo. Nuestra nariz deberá fijarse en identificar los olores más químicos o característicos, como olores dulces, a goma quemada, aceite quemado….
Todos estos olores no son normales y no deberían producirse si el coche funciona correctamente. Pueden ser señal de infinidad de fallos: problemas en la caja de cambios o en el convertidor, quema del refrigerante o fugas… Si detectamos olores poco habituales, habrá que pasar por el taller.
¿Cómo se comporta el coche al conducir?
Y, cómo no, las sensaciones que tengamos al conducir también serán indicativas de fallos o averías. Si notamos que nuestro coche no se comparta como siempre, deberemos seguir nuestro instinto y tratar de identificar qué es lo que ha cambiado.
Por ejemplo, si el vehículo da tirones, es posible que la válvula EGR esté en mal estado; si pierde potencia, podría haber un problema con el turbo o co nel filtro del aire; y, si le cuesta arrancar, deberíamos pensar en el motor de arranque o en incluso en las bujías.
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Source: Coches