Los neumáticos sufren de especial manera el desgaste de la conducción. Sin embargo, hay otro elemento que también aqueja la humedad, el barro y la suciedad y al que no le prestamos tanta atención. Son las llantas, que pueden deteriorarse o estropearse dependiendo de la situación del asfalto por el que conduzcamos y las condiciones climáticas.
Así pues, cuando llueve y se forman charcos o barro, es habitual que las llantas se ensucien y acumulen tierra mojada, hojas, agua… De no limpiarse enseguida y de manera adecuada, pueden acabar estropeándose y oxidándose. Para evitar daños graves, lo mejor es repasar las llantas cada vez que limpiemos el coche (recuerda, debe ser el primer paso para que la suciedad acumulada no se extienda a otras partes del vehículo) y limpiarlas de manera específica si se han ensuciado por cualquier motivo.
La mejor manera de cuidar las llantas es utilizar los productos específicos que hay en el mercado. Con ellos, conseguiremos desincrustar toda la suciedad y evitar, al mismo tiempo, daños en el material de esta parte del coche.
Humedecer, enjabonar y secar
El primer paso es aparcar el coche y esperar a que las ruedas se enfríen, ya que no es aconsejable empezar la limpieza con las llantas calientes. Una vez listos, humedecemos toda la zona sin usar excesiva presión en el agua. Con jabón neutro y una esponja húmeda, repasamos todo el metal y frotamos la suciedad sin hacer excesiva fuerza. En el caso de que queden restos difíciles, rociamos un limpiallantas siguiendo las instrucciones del fabricante y lo dejamos actuar.
Ya solo queda aclarar y secar la llanta. Hay que prestar atención para evitar que queden restos de cualquier producto que puedan deteriorar el material con el paso del tiempo. Nuestras llantas estarán listas para seguir rodando y, en el caso de continuar con la limpieza del coche, cambia el agua que hayas utilizado y el trapo o la esponja, ya que habrán acumulado mucha suciedad y la transferirán a otras partes del vehículo.
Source: Coches