La bomba de gasolina de un coche (de combustible, obviamente) tiene una función indispensable para el funcionamiento de este tipo de motores. Su trabajo consiste en aspirar la gasolina almacenada en el depósito y enviarla directa a la inyección del motor para que, tras mezclarse con la cantidad correcta de aire, acabe dándole vida al motor.
Como se puede deducir, el trabajo de esta bomba debe ser constante y la presión del combustible siempre debe estar regulada, pero la calidad del mismo puede afectar gravemente al funcionamiento de la bomba de gasolina. Estos carburantes fósiles no son totalmente puros y acaban dejando, con el paso del tiempo, residuos y pequeñas partículas que se van acumulando en las piezas, entre ellas la bomba de gasolina.
Detectar a tiempo fallos en la bomba de gasolina es determinante para ponerle solución a una avería económica y evitar que esta provoque daños más importantes. Los mecánicos de Ro-Des explican tres síntomas claros de un mal funcionamiento de la bomba. El primero es que el vehículo no arranque o lo haga de manera irregular, ya que el combustible no llega a los cilindros y esto impide que el motor inicie la marcha. El segundo síntoma de fallos en la bomba es que el coche de tirones durante la aceleración o cuando vaya al ralentí, debido a la falta de fuerza de la bomba para extraer el combustible con una presión constante y suficiente. Por último, si escuchamos ruidos intermitentes del motor puede ser que la bomba esté agarrotada y necesite reparación.
Desde la Red de Desguaces Españoles confirman que la sustitución de una bomba de gasolina en mal estado apenas cuesta alrededor de unos 60 euros como precio de partida (por la pieza) al que habrá que sumar cerca de dos horas de mano de obra. El coste de esta reparación dependerá de lo que cuesta la bomba de gasolina de nuestro modelo de coche y siempre podrá abaratarse si se usan piezas de desguace o recambios de segunda mano, lo que está completamente aconsejado desde Ro-Des.
Source: Coches
