Lun. Dic 23rd, 2024

Por debajo de los siete grados bajo cero, el aceite del motor del coche puede empezar a espesarse, lo que le hace perder sus propiedades, un efecto que repercute en el funcionamiento del vehículo y que puede incluso poner el peligro el arranque y el trabajo del motor. El primer síntoma de un aceite de motor espeso es que, en efecto, al coche le costará mucho más arrancar. Para evitar dañar la mecánica, lo adecuado es dejar el vehículo al ralentí durante al menos cinco minutos. Así, las piezas y líquidos cogerán una correcta temperatura.

Lo mejor, de todas formas, es evitar que el aceite del coche llegue al punto de perder sus propiedades y su fluidez. Conforme baja la temperatura, el aceite se espesa y no lubrica correctamente las piezas del vehículo. Para contrarrestar este efecto, es importante escoger un aceite con la viscosidad correcta y que sea de buena calidad.

Escoger un buen aceite y saber cuándo cambiarlo

Si elegimos un aceite de mala calidad, es probable que nuestro coche en invierno tarde mucho más en arrancar. Y si, al mismo tiempo, escogemos un producto con un grado de viscosidad no adecuado para el frío, sufriremos las mismas consecuencias. Durante esta estación del año, lo mejor es apostar por aceites menos viscosos o multigrado, siempre atendiendo a las recomendaciones de los fabricantes.

Una vez que hayamos comprado un buen aceite para el invierno, lo idóneo será cambiarlo justo antes de que empiece el frío. Con el paso del tiempo, los líquidos del coche pierden las propiedades y características que los hacen efectivos y, en el caso del aceite del motor, esto puede provocar todas las consecuencias negativas que ya hemos comentado en los párrafos anteriores. Para evitar estos efectos, lo mejor es sustituir el aceite antes de que empiece el frío y, además, hacerlo siempre cuando especifique el fabricante. Lo aconsejable es, de media, entre los 15.000 y los 20.000 kilómetros o una vez año, sobre todo si el coche es antiguo.


Source: Coches

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por admin