Los neumáticos son uno de los elementos más determinantes para el comportamiento seguro de un vehículo. Están directamente implicados en el agarre al asfalto, en la distancia de frenada y también en el consumo de carburante. Unas ruedas en mal estado harán que nuestro automóvil consuma más combustible y, por lo tanto, nos salga mucho más caro conducirlo.
La presión del neumático es uno de los factores que influye en el gasto que hace el motor en gasolina o diésel, en concreto por la resistencia de la banda de rodadura. Hay que tener en cuenta que no solo afecta de manera negativa unas ruedas deshinchadas, también lo hacen unos neumáticos con la presión excesivamente alta. Por este motivo, es necesario ajustar siempre la presión de nuestras gomas a las indicaciones especificadas por el fabricante, atendiendo también al peso del vehículo.
Ni mucho ni poco
Cuando circulamos con las ruedas poco hinchadas, aumenta la resistencia del neumático al rodar y, consecuentemente, aumenta el consumo. Fabricantes como Michelin señalan que llevar una presión 1 o 2 bares por debajo de lo indicado puede suponer un gasto de un depósito de combustible adicional a lo que hubiéramos necesitado al año.
La resistencia a la rodadura se disminuye, por otro lado, cuando llevamos una presión demasiado alta en los neumáticos, lo que también dispara el consumo de combustible. Asimismo, hinchar demasiado las ruedas aumenta la probabilidad de sufrir un pinchazo o de que el neumático no agarre correctamente al asfalto.
Algunos fabricantes estiman que el 20% del consumo del vehículo se debe a la rodadura de los neumáticos, por eso es tan importante atender a la presión de las gomas además de al estado de toda la banda de rodadura. Por otro lado, si escogemos neumáticos clasificados con la letra A, según las etiquetas de la UE, podremos llegar a ahorrar hasta medio litro de combustible cada 100 kilómetros, debido a su comportamiento más eficiente.
Source: Coches