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- La limpieza frecuente es la única solución para evitar la proliferación de gérmenes.
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Una de las opciones de transporte para viajar más barato es compartir coche, una alternativa que, cada día, cuenta con más adeptos. No es de extrañar dado que, además de suponer un ahorro, también reduce la contaminación, entre otros beneficios. De hecho, según un informe de Wolkswagen, el 75,4% de las personas estaría dispuesta a compartir la titularidad de un vehículo. Sin embargo, esta decisión podría poner en riesgo tu salud. ¿Por qué? En la limpieza está la clave.
La frecuencia con la que se somete al vehículo a una limpieza no es tan habitual como debería. La carrocería es la parte en la más beneficiada en lo que a higiene se refiere: la suciedad en ella se aprecia con mayor facilidad que en otros elementos y su limpieza es más cómoda. Sin embargo, al interior de los vehículos no se le concede tanta importancia y ahí está el problema de compartir coche. El número de conductores y personas que emplean el autocar en esta modalidad es mayor, por lo tanto, la cantidad de bacterias que pueden habitar en el vehículo también se incrementa, en concreto, hasta el 33% más, lo que constituye que en cada coche pueden llegar a existir unas 700 cepas diferentes de microbios. La comida y la suciedad que se transporta en los zapatos son los principales focos de estas partículas, que encuentran en un habitáculo cerrado y expuesto al sol el mejor lugar para multiplicarse y atentar así contra el sistema inmunológico.
A todas estas conclusiones han llegado en un estudio de la empresa estadounidense de alquiler de coches CarRentals tras encuestar a 1.000 conductores sobre sus hábitos de limpieza. De estos, el 12% admitió que nunca limpiaba el interior del automóvil, mientras que el 32% aseguró hacerlo en profundidad solo una vez al año, lo que incluye, además de la tapicería, las alfombrillas y el techo.
Más perjudicial según la zona
El estudio también detalla las partes del vehículo donde se registra un mayor número de bacterias. El volante encabeza la lista, ya que presenta hasta seis veces más suciedad que una pantalla de móvil, cuatro veces más que un váter público y el doble que en los botones del ascensor. Los portavasos, los cinturones de seguridad y las manecillas de la puerta ocupan los siguientes puestos en el ranking de insalubridad. Así, queda claro que la higiene en el vehículo depende de la limpieza de las manos. En este sentido, cobra especial importancia el repostaje, donde se cometen muchos errores. Los pulsadores de los surtidores son un gran hábitat para las bacterias.
¿Cuál es la solución?
La mayoría de empresas de coches de alquiler someten a sus vehículos a limpiezas exhaustivas que garanticen la salubridad del habitáculo. Si es un coche propio, pero con titularidad compartida, conviene establecer turnos semanales para adecentar el coche, pese a que el cuerpo humano esté acostumbrado a repeler la mayoría de bacterias.
Source: Coches