Al circular por las carreteras de España nos encontramos con multitud de diferentes tipos de carriles, como son los trenzados, que sobre todo se ubican en las entradas y salidas de las vías de alta capacidad, como las autovías.
Pero existe otro tipo viales cuya presencia está relacionada con las carreteras secundarias cuando atraviesan puertos de montaña, hablamos de carriles de frenado de emergencia que se encuentran en las bajadas pronunciadas de este tipo de vías convencionales, aunque también existen en algunas autovías o autopistas que tienen fuertes pendientes, como en la imagen del paso de Despeñaperros en la A-4.
¿Cómo funciona la zona de frenado de emergencia?
Este tipo de carriles sin salida se utilizan con el único fin de que un coche o un camión que durante una bajada prolongada y pronunciada tuviera problemas en sus frenos consiga detenerse una vez se desvíe a este vial y así no sufrir un grave accidente.
En estos desafortunados casos, es muy recomendable entrar la rampa de frenado, como también se conoce, pisando el pedal del freno de forma intensa para aprovechar lo que quede de frenos, reduciendo al máximo las marchas, y, sobre todo, sujetando fuertemente el volante del vehículo para evitar chocar contra los muros de hormigón de los lados del carril.
¿Dónde hay zonas de frenado de emergencia?
En España, este tipo de carriles de frenado de emergencia se identifican con la señal S-16 y sobre todo se ubican en puertos de montaña de carreteras secundarias que tiene una fuerte y prolongada pendiente, por lo que es posible que un vehículo sufra problemas en sus frenos.
En el caso de la red viaria española, estos viales de seguridad se caracterizan por contar con una longitud de más o menos cien metros y una anchura que varía entre los 4 o 5 metros, pareada por dos muros de hormigón, asimismo la superficie suele ser de grava, para que el vehículo se detenga por completo de inmediato, ya que se hunde en ella.
¿Cada cuánto hay que cambiar las pastillas de freno?
La cifra de kilómetros que pueden tener de duración este elemento esencial del vehículo varía dependiendo de la calidad de las mismas, es decir, según el modelo el tiempo hasta cambiarlas puede ser bastante diferente. Otro factor a tener en cuenta es la conducción, no es lo mismo que un automóvil circule normalmente por ciudad, donde se precisa de más frenadas, que se dedique a viajes largos por carreteras.
Por último, también infiere el estilo de conducción del dueño, ya que, si realiza frenadas bruscas, favorecerá el reemplazamiento de estas piezas en un menor periodo. En definitiva, la media para el primer cambio de las pastillas de freno se sitúa en torno a los 50.000 kilómetros.
Source: Coches